Columnas

EL SIGLO 21 ES UN RETO PARA TAMPICO

HÉCTOR GARCÉS

Cuando Josué Iván Picazo Baños llegó a Tampico en 1996, a los 11 años de edad, descubrió ‘un mundo nuevo’, una comunidad envuelta en el calor del trópico. Hoy, casi dos décadas y media después, es el nuevo cronista de la capital de la Huasteca.

Lector precoz y voraz, un año antes, leyó la novela cumbre del escritor colombiano Gabriel García Márquez, ‘Cien Años de Soledad’ y, de manera inevitable, relacionó a la surrealista y calurosa Macondo con la humedad tropical de la ciudad de las jaibas.

El padre de Josué, de oficio mecánico, llegó al sur de Tamaulipas de la mano de una compañía constructora contratada para realizar una obra en el Corredor Industrial Petroquímico de Altamira.

Su siguiente trabajo lo desempeñó en la construcción de plataformas petroleras.

Mientras su papá laboraba, Josué Iván concluía la educación primaria y, posteriormente, cursaba la secundaria en el Instituto Liceo Franco Americano. Para entonces, él y toda su familia habían quedado deslumbrados con Tampico y la oportunidad que les ofrecía para asentarse y desarrollarse.

Sin embargo, junto con la empresa constructora en la que trabajaba su padre, la familia Picazo tuvo que trasladarse a Acapulco. Un contrato de obra los condujo al bello puerto turístico del estado de Guerrero. El joven Josué cursó allá la preparatoria, pero ya había decidido regresar a Tampico para estudiar Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT).

‘Tenía la intención de ser periodista desde que entré a la carrera’, dice el nuevo cronista de la ciudad en charla con EL KIOSKO. Explica que el periodismo le interesó por ser lo más cercano para desarrollar el oficio de la escritura, la que cultivó a través de la lectura y del gusto por la literatura de autores como John Steinbeck, Jorge Luis Borges, Juan Rulfo y Juan José Arreola. Sin darle vueltas, afirma: ‘Me considero periodista’.

Al ser cuestionado sobre el vínculo existente entre la actividad periodística y la construcción del relato de los episodios históricos más relevantes de una comunidad, Josué Picazo responde: ‘Muchas de las habilidades que podré utilizar para el oficio de cronista las he adquirido con el oficio de periodista’.

De entrada, tiene clara la función del cronista y plantea, al describir su proyecto, una virtual definición: ‘Detectar las transformaciones que vayan ocurriendo en el acontecer diario, ya sea en el paisaje urbano como en el funcionamiento de los fenómenos sociales, registrarlos y darles un contexto’.

La utilización de las nuevas tecnologías de la información será vital para la difusión de la narrativa de las distintas etapas de la historia de Tampico, a fin de establecer una mayor conexión con la gente y, además, contribuir en la construcción del concepto de ciudadanía.

– En tu opinión, ¿cuáles serían los capítulos históricos más relevantes que han marcado la historia de Tampico a partir de su fundación en 1823?-, pregunta EL KIOSKO.

– ‘Me parece que el crecimiento como puerto en la segunda mitad del siglo 19, el auge petrolero que dio definitivamente la fisonomía icónica de nuestra ciudad y en el periodo reciente hay historias no contadas que estamos esperando recibir de periodos que han sido difíciles para la zona por la inseguridad’-, responde el cronista recién electo en sesión de Cabildo.

Con un optimismo basado en el análisis, Josué Picazo agrega: ‘La ciudad es fuerte y tiene ganas de salir adelante’.

Sobre los proyectos que quiere desarrollar desde la perspectiva histórica, se encuentra relatar los cambios registrados por la gente común en las últimas décadas, la transformación de la dinámica social en torno a la pauta del crecimiento urbano.

– ¿El tampiqueño tiene una identidad? ¿Y si la tiene, qué tan distinta es con respecto al tamaulipeco y al mexicano promedio?-, plantea el columnista.
– ‘Yo creo que sí la tiene, aunque es difícil de definir y digamos que el tampiqueño del siglo 21 es todavía más difícil de delinear. Creo que sí existe una diferencia importante con el tamaulipeco y el resto del país por los mismos elementos históricos como de la vida cotidiana’-, contesta.

Diagnostica y profundiza: ‘Aunque Tampico es una ciudad mediana, tiene una amalgama de elementos que van desde elementos culturales profundos, como la presencia indígena o cultura tradicional, que si bien es una presencia regional decanta aquí en Tampico y, también, estos elementos que la han hecho, en algunos momentos, cosmopolita. Actuamente es una ciudad con aspiraciones cosmopolitas’.

En referencia al ‘boom’ petrolero que llevó al puerto jaibo a convertirse en ejemplo de una economía boyante y vigorosa a nivel nacional, Josué Picazo subraya: ‘Tampico es una ciudad que siempre aspira a esa distinción que tuvo a principios del siglo 20’.

Conocedor del pasado y estudioso del presente, el nuevo cronista visualiza el futuro: ‘Tampico es una ciudad que busca crecer y proyectarse hacia el exterior. El siglo 21 es un reto para Tampico’.

¿Qué le gusta de la tradición local? El nuevo cronista de la ciudad se declara amante de varios platillos de la gastronomía porteña: Las tortas de la barda, la jaiba a la Frank, los taquitos de queso del restaurante ‘El Porvenir’ y, por supuesto, la carne asada a la tampiqueña. Ante ellos, cae rendido.

Aunque nació en Ciudad Sahagún, situada en el municipio de Tepeapulco, en el estado de Hidalgo, Josué Picazo asegura: ‘Soy tampiqueño. Tampico es mi ciudad. Tampico se construyó con oleadas de migrantes. Tampico es la ciudad que me ha dado muchas oportunidades’.

Hoy, en el arranque de la tercera década del siglo 21, Tampico le otorga la oportunidad de ser el nuevo cronista de la ciudad. Ese será su reto.

FUENTE: Expreso.press

Notas relacionadas

Te puede interesar
Cerrar
Botón volver arriba