Por. Israel Reséndiz.
Contrario a las labores que docentes de educación física continúan llevando a cabo con la finalidad de evitar el sedentarismo en niños, como algunas que iniciaron el martes pasado y fueron programadas de manera continua, una de las problemáticas más arraigadas en los planteles amenaza continuar, se trata de la venta y demanda de toda clase de comida chatarra, la cual no aporta nutrientes a los pequeños, pero por el contrario, su alto contenido en azucares y grasas prometen generar enfermedades crónico degenerativas cada vez más a temprana hora.
Los comercios de frituras, dulces, alimentos elaborados con harinas, grasas, todo esto ante la falta de la cultura del ejercicio dentro de los planteles, han seguido siendo el parteaguas para que siga habiendo niños que en edad de cualquier grado de primaria comiencen a mostrar notoria obesidad.
La necesidad económica de algunos padres de familia por aprovechar cualquier actividad que les pueda ayudar con sus ingresos, como ha sido la venta de cualquier fritura o antojito a los escolapios, ha competido frente a la preferencia de muchos niños que desde temprana edad, rechazan cualquier comestible sin sabor y prefieren lo que más tienen a la mano e inclusive a bajos precios.
Lo anterior ha seguido significando un teto para las autoridades de salud y educación, quienes se enfrentan a los hábitos que en cada hogar los padres de familia inculcan a sus hijos, unos por la comodidad de alimentarlos evitando invertir tiempo en la cocina o en elaborar comida que rehacen los pequeños.
El gran problema que ha seguido teniendo presentes todos los factores anteriormente descritos, parece no terminar y por el contrario, seguir generando ciudadanos que requieran cada vez más a temprana edad, medicamentos no para la cura, si no para el control de las enfermedades crónico degenerativas, costo que no se vislumbra si no después de varios años, inclusive desde la edad adolescente.
Fuente: El Tiempo Press
