Café y a Media Luz | El mejor Día de la Amistad
Aún recuerdo cuando estaba al frente del noticiero matutino del desaparecido Telecable. Llegó hasta las instalaciones del canal el entonces presidente municipal de Tampico, Gustavo Torres Salinas. El tema de la entrevista era la reasignación de espacios de los comerciantes locatarios de los mercados municipales a las bodegas de una conocida empresa extranjera de orden ferroviario.
La entrevista, de carácter meramente informativo, no buscaría la crítica, ni lanzar un “buscapiés” periodístico para hacer trastabillar al representante de poder ejecutivo en la localidad. Nada de eso. La esencia del ejercicio radicaba en “ensalzar” el logro de la administración en cuestión de consolidar el arranque de la primera etapa de lo que serían los nuevos, modernos y funcionales centros de abastos de nuestra ciudad.
“Será una reasignación ordenada”, me dijo Torres Salinas y abundó: “Los amigos comerciantes serán beneficiados con esos espacios; los apoyaremos en todo. Habrá música, payasos y atractivos para que la gente vaya a estos espacios temporales en los que estarán ubicados”.
Como es debido en los cánones políticos de “la vieja guardia”, el munícipe hizo público el agradecimiento al gobernador constitucional del estado, Egidio Torre Cantú, a quien se le atribuyó el avance del proyecto, llamado en esos momentos “la joya de la corona” del sur de Tamaulipas.
Debemos recordar que esta historia se tejió una administración antes. Estaba al frente Oscar Pérez Inguanzo cuando se presentaron los primeros proyectos que darían pie a esta magna obra. Por lo menos dos propuestas se pusieron sobre la mesa de debate, mismas que fueron desechadas por alguna u otra razón. Tocó a la primera administración de Magdalena Peraza Guerra el inicio de un proyecto definido.
El día en que los locatarios fueron movidos a las bodegas de los trenes les aseguraron que era cuestión de unos cuantos meses para que estrenaran la nueva estructura que contaría con escaleras eléctricas, clima y espacios que sustituirían al mercado gastronómico que, por cierto, también es cosa de finales del siglo anterior.
Después de dos años, para ser exactos un día primero de enero, a mitad de una fría tormenta invernal, tan gélida como la soltería de la juventud, este servidor se acercó a los mercados para almorzar un consomé de borrego que calentara las entrañas y los ánimos. Allí hablé con el dueño del restaurante y, con la confianza generada por la participación en los medios de comunicación, le pregunté sobre las condiciones de las ventas durante el ciclo que recién había concluido y con total entereza, él me narró su desventura económica.
“Apenas y vendemos”, me replicó después de haber lanzado una serie de folclóricos y maternales adjetivos referentes al bienestar de las figuras políticas que protagonizaron el inicio de una gesta lamentable que se extendería alrededor de cinco años más. Y es que no solo se trató de generar un hábito de consumo distinto en la población, sino también enfrentarse a una nueva competencia que antes no existía: Las grandes firmas de los supermercados que aprovecharon la situación para colocar sucursales en el corazón de la ciudad.
Este proyecto enmarcado por una serie de datos cuestionables en los manejos realizados por las constructoras, un letargo inexplicable en la toma de decisiones de gobiernos pasados y un sinfín de obstáculos sorteados por los comerciantes establecidos, ha llegado a su fin.
Además, esta obra no solo beneficia a los vendedores sino a la economía en general en el sur de Tamaulipas, pues los mercados son un sitio turístico y el de nuestra ciudad será uno privilegiado en el país, pues está en un centro histórico, adornado por un río, una aduana marítima porfiriana con un lugar tradicional para comer un platillo típico y será el inicio de un corredor que incluirá al Canal de La Cortadura y al parque de la Laguna del Carpintero.
Hoy, el comercio formal de Tampico inicia una nueva etapa que impactará de manera benéfica a todos los habitantes de esta región, sin duda es el mejor 14 de febrero que pueda vivir nuestra localidad.
Fuente: El sol de Tampico