Preparatoria José de Escandón
Por Oscar Díaz Salazar
Atendí la llamada telefónica creyendo que iba a recibir el típico saludo que con el pretexto de iniciar un año, aprovechamos algunos para recordarle a los amigos que tenemos la intención de mantener vigentes los afectos. Además de cumplir con ese propósito de expresar al otro el deseo de que viva un «feliz año», el amigo me invitó a platicar un tema que requería más tiempo y un buen café para explicarlo mejor. Acudí a la cita en el «Café Superior» con curiosidad y con el ánimo de saludar a mi amigo, además, -y acepto que no era un incentivo menor-, con las ganas de disfrutar de una deliciosa empanada de piña.
El Maestro Ociel Wences, Director de la Preparatoria «José de Escandón», después de los saludos y las frases de cortesía, me compartió la difícil situación en la que se encuentra la Escandón. «Es un elefante blanco» me dijo de entrada; es una institución con muchos problemas, agregó. Tiene adeudos en el IMSS. También en el SAT, por lo que está en peligro de ser embargada o de que ordenen la suspensión de actividades. Los conflictos entre el personal que estuvo antes, y que por fortuna ya no están, arruinaron el prestigio de la institución y ahuyentaron a los estudiantes, señaló el Maestro Wences. En cuanto al edificio, el diagnóstico es terrible: el cableado eléctrico ya no sirve, le falta pintura general, impermeabilizar los techos, restaurar paredes, sustituir mosaicos, etc. Mención especial le dedicó el Director de la escuela José de Escandón a la reseña de las condiciones materiales del gimnasio, sitio que por muchos años fue sede de torneos deportivos y del sorteo para definir si «marchaban» los conscriptos. Está en ruinas el gimnasio, «el techo se llueve» y la duela hace mucho tiempo que fue sustituida por un piso rústico de concreto.
Luego de compartir los detalles de la muy penosa situación por la que atraviesa la institución, tanto en lo material como en lo administrativo, financiero e incluso en lo moral; luego de reseñar el estado ruinoso de una escuela que fue motivo de orgullo para los reynosenses, el Doctor en Pedagogía Ociel Wences, me aseguró que estaba dispuesto a revertir esa situación y devolver prestigio y esplendor a la institución que le fue confiada recientemente.
Pero la platica con el Director de la “Prepa Escandón”, como la denominan sus egresados, no sólo fue para lamentar su situación, ni para compartirme que tenía el propósito de cambiar, para bien, las cosas. El Director de la Escandón me pidió ayuda para mejorar las cosas en la Prepa. El amigo Ociel Wences me demanda ayuda, a sabiendas que yo solo tengo palabras (que tal vez no sean muy valiosas)… y el privilegio de ser leído o escuchado (que en mucho estimo, porque mucho vale)
Porque lo pidió un amigo, y porque la causa lo vale, quisiera compartirle algunas palabras en relación a la Preparatoria José de Escandón, una escuela en la que yo no estudié, pero que la siento mía por muchas razones y además la quiero.
La quiero porque en su edificio, ubicado en el centro de la ciudad, trabajó mi padre. En la secundaria del mismo nombre, la primera, la numero uno.
La quiero porque mi Madre me enseñó a quererla, me contagió de ese afecto, escuchando como ella soñó por mucho tiempo laborar en la escuela secundaria general José de Escandón, siendo maestra de primaria.
La quiero porque de esa escuela es egresada la Madre de mis hijos. La aprecio por esos tiempos felices para ella, por esos recuerdos, de los que he preferido no enterarme, por la muy egoísta razón de que no me incluyen.
La quiero por los pocos, pero muy gratos, recuerdos de la piscina a la que nos llevaba mi Madre en tiempo de vacaciones.
La quiero porque me contagió ese querer el entonces diputado Alfonso De Leon Perales, quien presentó, en la Cámara de Diputados, un punto de acuerdo para que se reconociera el valor histórico del edificio y los servicios que ha brindado esa institución a Tamaulipas, y para que se rehabilitara el plantel.
Sé que muchos reynosenses tienen mayores motivos para querer a la Escandón: sus egresados, sus maestros, los padres de los egresados, sus directivos. Sean esta lineas un llamado a la solidaridad con su escuela.
Yo le dedico estas palabras.
La Madre de mis peloncitos se apunta con una cubeta de pintura…
¿Quien más se anota?