Columnas

¿Mochilas intocables?

CARLOS MARÍN

La tragedia del niño asesino y suicida en Torreón reaviva el tema de mochila segura y de nuevo se alzan voces contra de la revisión porque, se arguye, la disposición «viola» los derechos humanos y «no ha dado resultados». En estos días no han faltado inclusive deducciones tan idiotas como que el menor nació durante el calderonato y su “guerra” (esta pervertida correlación obligaría a cuidarse de más de ¡12 millones! de niñas y niños de 9 a 14 años cuyas madres parieron en aquellos años). Diversas organizaciones oficiales y civiles han puesto en duda los beneficios de mochila segura, porque “se viola el derecho a la intimidad, a la seguridad jurídica, a la no discriminación y el interés superior de la infancia”. Al reactivarse este lunes en algunas ciudades ese programa preventivo, Alejandro Domínguez rescató en MILENIO Televisión estos datos ilustrativos: en Ciudad Madero, Tamaulipas, fueron aseguradas “tijeras y cuters”; en el Estado de México, la policía, acompañada por la Comisión estatal de Derechos Humanos, fue asistida por binomios caninos detectores de armas y estupefacientes; en Tijuana encontraron drogas y armas de balines, y en Coahuila, aunque el gobernador Miguel Ángel Riquelme primero dijo que mochila segura sería obligatorio, al día siguiente reconoció que esto no garantizaba que no volviera a ocurrir una desgracia. En Estados Unidos (con célebres y frecuentes tiroteos en escuelas), el programa se implementó en los 80 pero la Corte Suprema determinó que se violaba la privacidad de los alumnos, aunque resolvió que la medida puede aplicarse cuando las autoridades tengan alguna “sospecha razonable”. Para el presidente López Obrador, lo procedente es atacar las causas del problema, para lo cual sugirió la lectura de su cartilla moral inspirada en la de Alfonso Reyes. Finalmente, el responsable de la educación pública, Esteban Moctezuma, propone que sean los padres de familia quienes revisen, pero en las escuelas, no en sus casas, las mochilas de sus hijos. Ayer, sesudos investigadores de la UNAM y la Red por los Derechos de la Infancia opinaron que la supervisión debe efectuarse en el hogar y no dejarla en manos de los profesores, porque “se criminaliza” a los niñas, niños y adolescentes. En el sexenio anterior a la 4T, la recomendación de la CNDH ha ido en este mismo sentido. En resumen, mochila segura es para sus detractores “un acto de autoridad” que discrimina y violenta la intimidad de la población estudiantil. Drogas incluidas, cuters como los hallados en Tamaulipas o las armas de balines en Tijuana pueden provocar daños letales. ¿Violación de los derechos humanos? ¿Criminalización de niñas y niños? ¿Pues qué otra cosa ocurre en las revisiones, aleatorias o no, en los aeropuertos y otras instalaciones tumultuarias? Pídase la opinión de los deudos de las víctimas en el colegio privado de Coahuila donde los propios padres de familia cometieron la insensatez de oponerse al programa. cmarin@milenio.com https://www.milenio.com/opinion/carlos-marin/el-asalto-la-razon/mochilas-intocables

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