Columnas

Feliz año nuevo

DANIEL CHAVARRÍA GARCÍA

Lector, ante la muy humana curiosidad de que seres de otra galaxia, en otro planeta, en otra civilización, quizás situada en el límite de los confines del universo, nos observen detenidamente ¿Qué dirán?

Lo aseverado en el párrafo anterior lo digo porque los sentidos humanos y la tecnología nos aproximan cada vez más al viaje alucinante de aventurarnos en el espacio profundo. Ya se dispone de poderosos telescopios que nos permiten divisar otras galaxias, y el transcurso de las próximas dos décadas esta visión se ampliará más que nunca para poder mirar a través de miles y millones de años, trascendiendo, de hecho, las barreras del tiempo y el espacio. Esto nos permitirá tender una ventana a lo que se denomina “la edad obscura”, en los inicios del universo hace billones de años, cuando las galaxias y las estrellas no eran más que un gas difuso.

Sin embargo, es solo el comienzo de un nuevo amanecer, como dijo el científico Klaus Jacobi, “En el mes de Enero un gigantesco globo de cristal estalla en miles de millones de mundos, uno de los cuales se convierte en nuestro sol”.

“En Febrero los planetas cobran forma y uno de ellos es el globo terráqueo; en él las aguas se separan de la tierra durante el mes de Abril y en un momento dado entre Junio y Julio la vida aparece de la materia”.

“En Noviembre la vegetación se adueña de la tierra, seguido por los seres vivos de las profundidades de los mares. Los dinosaurios reinan en la tierra durante la tercera semana de Diciembre y se extinguen al llegar la Navidad”.

“Tan solo a las once de la última noche del año se presenta la raza humana, es decir, faltando diez minutos para las doce. Y lo que con tanta arrogancia llamamos Historia Mundial abarca solo medio minuto del año”.

En quince segundos de la vida del planeta hemos hecho lo que hemos hecho, bueno y malo, incluso, abusar del hábitat que es nuestra casa.

Gran parte de la incomprensión reside en la batalla por la conquista de lo que hoy es un fluido tan importante como el agua y el aire: el dinero. Alrededor de lo que conocemos como euros, dólares, yenes y pesos ( divisas inestables y muchas veces abstractas), gira la vida, los valores y la razón de ser de la raza humana, la cual, en su afán de arrancarle al planeta lo que desea, lo más rápido posible, solo enferma a la tierra, el aire, las plantas, las rocas, para finalmente destruir su casa, la única que realmente tiene.

Fuente: El sol de Tampico

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