Columnas

Cuando llegó 2020, la violencia aún estaba allí

VÍCTOR HUGO DURÁN

Sin cumplirse el primer día del naciente 2020 y la violencia acuñada en Nuevo Laredo puso otra vez a Tamaulipas en el mapa nacional en el ámbito que más lo ha caracterizado en los últimos 10 años.

En el transitar del 2019 al 1 de enero, el municipio fronterizo vivió otra jornada de zozobra, de tensión, de incertidumbre. Desde una noche antes y durante la tarde de este miércoles, los mensajes en redes sociales hablaban de lo mismo. Grupos armados iban de un lado a otro de la ciudad, perseguidos y a l

a vez en persecución de mandos federales y estatales. Lo peor sucedió ayer con la población que hacía compras o estaba comiendo en algunos restaurantes; quedó literalmente secuestrada a no poder trasladarse a sus domicilios. Sumados los reportes generados en Ciudad Mier el saldo, si lo vemos de forma fría, no es tan espectacular pero tampoco deja de ser importante.

10 civiles armados abatidos y dos efectivos heridos. Terrible, pero así es como empieza un año en donde la promesa es acabar por completo con estas situaciones. Para la mayoría de la ciudadanía, los siguientes meses son claves en cuanto al futuro económico y social que el estado y el país determinará. Un sector lo ve de forma positiva: señalan haber pasado lo peor y habrá un alza en el empleo, en las remuneraciones y sobre todo, estabilidad.

Otros ven todo lo contrario, un México en llamas, al borde de la pobreza extrema y sumergido en conflictos, causados por esa división marcada un año atrás. Sin embargo, dentro de toda la expectativa, los pendientes (cuyas señales nos mandan desde tierras neolaredenses) envalentona al tamaulipeco promedio quien, furioso por ser el afectado directo, no le importan las notorias diferencias entre gobierno federal y el estatal por sus formas de pensar distintas.

Pide a gritos una solución inmediata. Ahora que pasaron las fiestas navideñas, donde todo fue paz y tranquilidad, que esos mensajes replicados en redes sociales previo a la Navidad y Año Nuevo no se queden únicamente en los mismos deseos de siempre. Recuerden que el infierno está pavimentado de buenas intenciones. La realidad le pegó feo a Nuevo Laredo y a la imagen del Tamaulipas en paz que se presume. La violencia sigue ahí.

Fuente: Milenio

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