Columnas

El amor que te negamos

ARMANDO JUÁREZ BECERRA

Quizá algunas personas no estén de acuerdo con lo que enseguida voy a escribir, se trata de una reflexión cargada de sentimientos paternales y familiares…

De moral ciudadana y de crítica positiva hacia el abandono de la sociedad entera y de algunos padres hacia sus hijos, que me llegó por vía internet y me pareció que vale la pena leerla.

“Carta de un padre de familia a la memoria del pequeño niño”:

José Angel, todos en tu comunidad, en tu estado y en tu país nos quedamos muy consternados por tu decisión que sacudió de golpe nuestra estúpida realidad.

Muchos juzgan la memoria de tu pequeña persona, haciéndote ver como un abominable asesino, pero otros te creemos víctima y nos sentimos culpables de no haber hecho lo correcto contigo, culpables por no entenderte y ser parte de una sociedad violenta, corrupta y disimulada.

Supe por las noticias que perdiste a tu mamá hace meses y a quien seguramente encontrarás en el cielo, que quedaste a cargo de tu abuelita y que tu papá casi nunca los visitaba.

Supe también que pasabas por un mal momento en la escuela y que eras un niño muy aplicado.

Sin embargo, nadie te escuchó, nadie puso atención en ti, nadie te tendió la mano, te fallaron los tuyos y te fallamos nosotros, te faltaron amigos y hoy te sobran juzgadores.

Los políticos y los funcionarios culpan a los video juegos, a la música o al youtube.

Siempre que pasa algo nadie se hace responsable y todos culpan a todos y eso sucede, pequeño, cuando la cobardía nos gana.

Cómo llegaron esas potentes armas a tus manos, cómo aprendiste a usarlas, quién te entrenó, son las preguntas que los peritos y los fiscales se hacen, pero yo me hago unas que van antes de todas esas: ¿Alguien te dijo que te amaba hoy por la mañana?, ¿Alguien te dijo que eras importante?, ¿Alguien te hizo sentir que eras especial?.

Tengo dos hijos más o menos de tu edad y con lo que pasó me dejas una tarea muy especial para con ellos y para con los demás.

No eras un niño malo, no fue tu culpa y debes descansar en paz.

Yo voy a pedir por ti, por tu descanso, porque Dios sabe de tu inocencia y tiene bien claro dónde están los responsables y culpables que en realidad somos todos aquellos que lo pudimos evitar, pero estuvimos muy ocupados en cosas sin importancia.

Descansen en paz tú y tu maestra, mi solidaridad con las familias de tu escuela, Dios les dé salud a tus compañeros y a nosotros inteligencia para entender que el amor que te negamos fue campo fértil para que creciera el odio y en eso nada bueno florece.

Duerme pequeño, yo nunca dudaré de tu inocencia.

Hasta aquí esta hermosa carta anónima; que cada quien haga sus propias reflexiones y llegue a las conclusiones que su propia conciencia y criterio les haga llegar a su corazón.

Yo solo agregaría que Dios escribe derecho en renglones torcidos y sus designios son inescrutables.

P.D.- Del escritor español José María Toro: “De qué sirve que un niño sepa colocar Neptuno en el Universo, si no sabe dónde poner su tristeza y su rabia”.

e-mail: armando_juarezbecerra@hotmail.com

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