Columnas

Soy Garrik…

Por Oscar Díaz Salazar

1.-Son varios los funcionarios municipales que han vivido momentos incomodos al atestiguar el maltrato verbal del presidente municipal hacia su cónyuge.

2.- Sino con el derecho, al menos con la confianza de estar en su casa, la pareja del presidente municipal quiso opinar sobre un asunto que discutía el munícipe con algunos de sus colaboradores. A todos los asistentes provocó pena la expresión del alcalde en los siguientes términos: «tú cállate, nadie te pidió tu opinión».

3.- Con el rostro bañado de lagrimas, la cabeza del DIF municipal ofrecía disculpas a la persona que invitó a trabajar en la administración municipal, para que le ayudara en el gobierno, como lo hiciera en varias ocasiones en las campañas políticas. El presidente rompió el nombramiento que le fue presentado para su firma, por la misma persona convocada a laborar, y que apenas contuvo el coraje de ser humillado y de escuchar los improperios del presidente, refiriéndose al cónyuge.

4.- Desde el principio quedó muy claro el poco afecto y respeto que sentía el presidente hacia su cónyuge, a quien negó, de inicio, el cargo que por tradición se asigna a la esposa, cuando el gobernante está casado.

5.- Quienes tienen acceso a la vida privada del matrimonio, a la intimidad de la pareja, saben, y les preocupa, de los episodios de depresión y los ataques de ira que terminan en llanto, improperios, nudillos lastimados y paredes y objetos dañados.

6.- El carácter autoritario e imperativo que siempre distinguió al presidente, se acentuó y pasó a abusivo e intransigente conforme fue teniendo éxitos en la política. El cónyuge se fue achicando, se fue haciendo transparente, no visible.

7.- El presidente no se distingue por respetar a las personas que no pertenecen a su mismo sexo (género). Del sexo opuesto, y de su entorno más cercano, solo a su descendencia trata con respeto y verdadero afecto.

8.- La personalidad infantil, insegura, explosiva, sumisa y simple del cónyuge, se fue remarcando conforme el edil afianzaba los rasgos que contrastan y complementan los de la pareja.

9.- Elemento clásico en las historias de abusos de pareja, es la presión para que el sometido deje sus amistades, abandone sus afectos y sus intereses, para atender solo las relaciones que propicia o autoriza el dominante. De eso son testigos y víctimas las antiguas amistades de la cabeza de DIF.

10.- Sin tener necesidad de robar, cometer ilícitos o hacer cosas indebidas, pero con el ánimo de apoyar al cónyuge, aún en lo que no es correcto, la pareja puede correr la misma mala suerte que el presidente, que no se caracteriza por el manejo honesto de los recursos públicos.

Esta historia verídica de abuso de pareja, de sometimiento, de maltrato verbal, de violencia emocional y de autoritarismo, no se puede canalizar al DIF.

Ocurre como en ese poema de Juan de Dios Peza, que narra el diálogo entre un médico y su paciente, a quien recomendaba visitar al actor Garrik, considerado el cómico más gracioso de la tierra, para superar sus tristezas. «Soy Garrick, cambiadme la receta», respondió el paciente, al sorprendido facultativo.

En una escena similar, si al personaje del que hoy les hablo le recomendaran acudir al DIF, bien les podría responder: Soy Carlos Peña Garza, presidente del DIF Reynosa, cambiadme la receta.

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