La detención en Estados Unidos de GENARO GARCÍA LUNA, quien fuera considerado como el “superpolicía” durante los gobiernos de VICENTE FOX y FELIPE CALDERÓN, bajo los cargos de recibir sobornos multimillonarios y dar protección a bandas de narcotraficantes, entre ellas, la del “Chapo Guzmán”, ha alborotado el cotarro político nacional y puesto bajo sospecha a los dos exmandatarios, cuyas lenguas han quedado prácticamente amarradas para expresar críticas hacia el actual régimen.
El exsecretario de Seguridad Pública federal ya había sido acusado de complicidad con “capos”, que pagaban a él y sus cercanos colaboradores grandes cantidades a cambio de protección, mientras que por otra parte enarbolada una lucha contra la delincuencia organizada. Sin embargo, nunca se abrió en México una carpeta formal de investigación de los supuestos hechos.
Pero las autoridades estadounidenses le armaban un expediente que a la postre conduciría a su arresto y su inminente juicio en tribunales del vecino país.
Este caso se suma a otros que, claramente, vienen a desmantelar gradualmente el coro de voces que un día sí y otro también atacan al actual presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, quien tranquilamente ve como algunos de sus más notables detractores van cayendo en el descrédito.
DIEGO FERNÁNDEZ DE CEVALLOS, aquel de quien se dice pactó con CARLOS SALINAS DE GORTARI para replegarse cuando estuvo cerca de llegar a la presidencia de la República a cambio de grandes canonjías, fue acusado de evadir impuestos relacionados con sus muchas propiedades. Desde entonces, no ha vuelto a hablar.
Con la detención de GARCÍA LUNA, tanto FOX como CALDERÓN quedan virtualmente inhabilitados para expresar críticas contra LÓPEZ OBRADOR, pues sus gobiernos ya están en tela de duda por posible colusión con los actos ilegales de quien fuera colaborador importante de ambos. Aun cuando la espada de la justicia no los alcance, ya están besados por el diablo.
Queda claro que el debate público sobre la actuación del hoy jefe del Ejecutivo federal no queda cancelado del todo en el entorno social. Seguirá habiendo opiniones a favor y en contra como un sano ejercicio popular que obliga, como antes no ocurría, a las autoridades a ceñirse al imperio de la ley.
Pero no se necesita ser partidario del tabasqueño para reconocer que muchos de sus detractores olvidaron la vieja conseja de que para tener la lengua larga, hay que tener la cola corta.
Pasando a otro tema, la propuesta del priísta FLORENTINO SÁENZ COBOS para que los ayuntamientos de Tamaulipas cobren un impuesto por la recolección de basura, desató de inmediato una ola de inconformidad incluso dentro de su propio partido, al que nuevamente le pone la mancha de ir contra los intereses de la colectividad cuando se dan los primeros intentos para sacar al antes invencible partido de su condición de moribundo.
El diputado local mantense ha dicho en su descargo que él solo fue el portavoz de una propuesta salida de Acción Nacional. ¿Será tan ingenuo como para hacer el papel de muñeco de ventrílocuo? Hay quienes piensan que fue una acción concertada para medirle el agua a los camotes ante la urgencia de ingresos adicionales por los recortes presupuestales de la federación. Y, de entrada, la propuesta, está destinada al fracaso. Y TINO quedó como el villano de la comedia.
Sin embargo, no se puede negar que la anemia económica coloca a las autoridades locales en serios aprietos para el desarrollo de sus proyectos. Pero tendrán que recurrir a esquemas con mayor imaginación para agenciarse los recursos necesarios de manera que no irrite la sensibilidad popular. Dentro de nuestra cultura, la palabra impuesto resulta abominable para la ciudadanía.
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