La magia de la respiració
MARIÉN ESTRADA
Respirar es algo que hacemos de manera tan natural que pocos son lo que le prestan atención a esta actividad corporal, sin la cual moriríamos en no más de tres minutos. Para la tradición yóguica, la respiración es el proceso fisiológico más importante, en tanto que además de aportar oxígeno a la sangre, nos provee del 80% de la energía vital o Prana que necesitamos para vivir. De hecho, el cuerpo y la mente funcionan gracias a esta energía contenida en el aire y la respiración es la forma más directa de absorberla. El prana no solo alimenta los cinco sentidos y la experiencia de vida, sino el cuerpo en su totalidad. Para el yoga si el cuerpo no funciona bien, es porque hay una deficiencia en prana, de ahí la importancia de respirar de manera completa y plena, y no como la mayoría, subutilizando la capacidad pulmonar y llevando una cantidad apenas suficiente de oxígeno a las células; las situaciones de estrés presentes o incluso pasadas pueden acortar la manera en que respiramos.
Los antiguos yoguis descubrieron que la respiración tiene efectos significativos en el sistema nervioso, si se controla conscientemente, ayudando a la relajación y a la transformación de los estados emocionales aflictivos. Para el yogui Danilo Hernández, “la respiración interconecta todos los aspectos de la personalidad de modo que tal como se respira así se vive. Tener una vida sana y feliz depende de que seamos capaces de respirar correctamente. Conocer cuáles son las pautas de la respiración adecuada debería formar parte de la cultura básica de todo individuo.
De este modo, se evitarían muchísimas dolencias y desequilibrios, y mejoraría notablemente la salud y la calidad de vida de la población en general”. Partiendo de este principio, los yoguis se sirvieron desde tiempo inmemorial de la respiración para concentrar la mente y calmar los procesos emocionales y somáticos, como lo señala el autor y maestro Ramiro Calle: “En el yoga se dice que la mente es el jinete y la respiración es el caballo”. “La respiración consciente acrecienta y unifica la conciencia, nos reporta vitalidad y plenitud, y nos ayuda a desarrollar la presencia de ser.
Estando atentos a la respiración volvemos a nuestro centro, es decir, nos recentramos y aquietamos. Así, la respiración se convierte en un medicamento de gran eficacia, y sin contraindicaciones, para permanecer armónico y desarrollar claridad mental y ecuanimidad”. A esto podemos añadir que las asanas son al cuerpo, lo que el Pranayama o las técnicas de respiración conscientes son a la mente: “Eso es Hatha yoga, acompasar movimiento y respiración. El Pranayama es la respiración dirigida. Primero la respiración, después la postura” (Continuará).
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