VÍCTOR HUGO DURÁN
Ayer en Ciudad Victoria el Partido Revolucionario Institucional, aquel que en 2015 era amo y señor de Tamaulipas y México, empezó su renovación luego de 3 años en caída libre, donde conocieron el fondo del precipicio.
Ese cambio augurando como serio lo encabeza Edgar Melhem Salinas, riobravense quién labró como alcalde, diputado federal y delegado de Sedesol, ese camino para dirigir al tricolor en el momento más difícil de su existencia. Tarea nada sencilla, pues enfrenta la vieja guardia.
El Grupo Victoria se resiste a dejar el control, sin embargo, junto a la maderense Mayra Ojeda pretende unir a los personajes, algunos como líderes de organismos afines a nivel nacional, la Cámara de Diputados, Congreso estatal y en los cabildos. Con estos últimos, tiene un enorme boquete.
Por ejemplo: en Tampico de los cuatro ediles ninguno opera para favorecer los intereses, caso Isabel Goldaracena. A ella y su esposo Eduardo Castillo de la Cabada, le han pedido favores para ayudar en la estructura; ambos han hecho oídos sordos.
No sólo eso, también arrastran una deuda muy importante. De acuerdo al constructor Gerardo Hernández Zúñiga, desde enero del 2015 no les ha pagado un millón de pesos por un trabajo, cuyo pagaré tiene en mano la queja, dice el empresario, la puso en el Comité Municipal y Estatal, cansado de tantas insistencias, pues ni siquiera le responden la llamada.
De ese nivel está ese tema, pero existen otros más. Quedó plasmado en redes sociales la rebeldía de Rodrigo Azcárraga, renegó del partido que lo llevó a la comuna, todo por Rosario Piedra y la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Oficialmente está en la comuna como priista, con la amenaza de irse formalmente a Movimiento Ciudadano. Sin definir postura se encuentran Benito Abad y Tete Gorordo. Misma tónica en Ciudad Madero.
Elvia Bayardo se somete a lo que se diga en el municipio gobernado por Morena. De Sergio Salinas no sabemos si va a trabajar. Qué decir de los altamirenses. Aún y cuando Eulogio Sánchez de la Rosa los dirige, la realidad es que todo lo que diga, haga y proponga la alcaldesa Alma Laura Amparán, tiene su visto bueno, sin respingar, sin cuestionar, sin debatir.
Fuente: Milenio
