Columnas

No cualquiera

AGUSTÍN JIMÉNEZ

Eran largas las pláticas que teníamos en los pasillos de mi amada y respetada Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Tamaulipas. El corrillo de muchachos, lo mismo se formaba en la cafetería que afuera del salón o en alguna de las jardineras. Normalmente toda la conversación giraba en torno a las materias, los catedráticos y el futuro que cada uno soñaba para sí, una vez que el esfuerzo nos permitiera egresar de esa gloriosa casa de estudios profesionales.

Como es natural, no faltaban las manifestaciones de rivalidad entre los alumnos de las distintas carreras que allí se ofertan. Cada uno, con fiereza académica, defendía la licenciatura a la que le prodigaba alma, corazón y vida. Reitero; es algo natural entre los cuerpos de estudiantes de una misma escuela.

Era natural la importancia innegable de la licenciatura en Derecho; “joya de la corona”, no nada más de la escuela de Ciencias Sociales, sino de toda la estructura académica de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, ya que, junto con la escuela de Medicina, fueron las iniciadoras de la noble gesta educativa que, hasta nuestros días, es referente en el país en los rubros de vinculación, investigación científica y desarrollo de nuevas tecnologías.

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