Columnas

La nueva Trumpada

CARLOS PUIG

Donald Trump quiere designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas extranjeras (FTO, por su sigla en inglés). Como lo apuntaba la semana pasada León Krauze en The Washington Post, ya en marzo de este año en una entrevista con Breitbart, había dicho que lo estaban considerando seriamente. Ayer, después de la tragedia de la familia Le Barón y la petición que lo hicieran, dijo que lo harán, que llevan 90 días en eso, porque la designación requiere pasos muy claros que incluye a varias secretarías y el Congreso, ya que las consecuencias no son cualquier cosa. Los criterios son tres: El presunto grupo terrorista debe: Ser una organización extranjera, participar o tener la capacidad y la intención de participar en terrorismo; y amenazar la seguridad de los ciudadanos estadunidenses, la defensa nacional, las relaciones exteriores o los intereses económicos de Estados Unidos.

Las consecuencias de la designación son: Es ilegal que una persona en Estados Unidos o sujeta a la jurisdicción de Estados Unidos proporcione a sabiendas “apoyo o recursos materiales” a una FTO designada. Los representantes y miembros de una FTO designada, si son extranjeros, son inadmisibles y, en determinadas circunstancias, deportables de Estados Unidos.

El secretario del Tesoro de Estados Unidos puede exigir que las instituciones financieras estadunidenses que posean o controlen cualquier activo de una FTO designada bloqueen todas las transacciones que involucren esos activos. En la lista de FTO predominan organizaciones de Oriente Medio y Asia, y han estado organizaciones guerrilleras colombianas, chilenas y peruanas; algunas han salido de la lista después de unos años. Sería la primera vez que se designaran organizaciones dedicadas al narcotráfico.

Es imposible pensar hoy en cuáles serían todas las consecuencias de tal designación. No es difícil, es casi obvio, que transformaría por completo la manera en que ambos países han colaborado en asuntos de seguridad o que la designación sería disruptiva para entidades financieras de ambos países, por ejemplo. ¿Qué hará con quien vende armas a los cárteles? 

@puigcarlos

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