El asesinato de Arnulfo Cerón
CARLOS PUIG
El viernes 11 de octubre de este año a las ocho de la noche, Arnulfo Cerón Soriano salió de su domicilio para dirigirse a dar una plática en un centro de recuperación de Alcohólicos Anónimos (AA), ubicado en la colonia Caltitlán, en Tlapa de Comonfort, Guerrero, lugar al que nunca llegó. Al siguiente día, alrededor del mediodía su camioneta en la que había salido para dirigirse a su plática apareció abandonada en la colonia Magisterio, aún con las llaves puestas y sin que hubiera más indicios de él. Nunca se pidió un rescate aunque la familia dice haber recibido llamadas con amenazas. El sábado 12 se interpuso una denuncia en la Fiscalía Especializada en Materia de Desaparición Forzada y Búsqueda de Personas Desaparecidas en Chilpancingo, Guerrero. Los esfuerzos de búsqueda no comenzaron con seriedad hasta que el caso llegó al gobierno federal e instancias internacionales. Abogado, llevaba dos décadas trabajando, desde múltiples frentes, por los derechos humanos en la Montaña de Guerrero. Desde hace tres años, Arnulfo acompañaba a la organización de comerciantes indígenas y campesinos con asesorías jurídicas y era el intermediario con autoridades locales, estatales y federales a través del Frente Popular de la Montaña. Últimamente había entrado en disputa con el alcalde de Tlapa por recursos prometidos y no entregados a las comunidades por administraciones pasadas. Y después de una serie de amenazas y una feroz campaña en medios locales en su contra, desde febrero de este año, Arnulfo había responsabilizado al alcalde de Tlapa de lo que pudiera pasarle a él o a su familia. La semana pasada su cuerpo sin vida fue encontrado en una fosa clandestina a la que se llegó después de la detención de dos de los presuntos responsables. Ayer en el evento, el gobernador de Guerrero también prometió justicia frente a la demanda que hicieron representantes de los pueblos de la Montaña. En el presídium estaba el presidente municipal de Tlapa, que no dijo nada.
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