Columnas

QUE NO FALTE LA PRENSA

Una profesión en camino seguro de transformación en México —que no de extinción— es el Periodismo.

“Pero si están cerrando periódicos”, dirán muchos lectores. Y pueden estar en lo correcto. Sin embargo, la migración del formato de papel a las plataformas digitales es un tema que mantiene ocupados hoy a muchos directivos de diarios tradicionales. 

La tendencia es irreversible. Cada vez habrá menos diarios impresos y, en cambio, veremos más portales y plataformas digitales que nos presentarán y harán llegar las noticias. La esperanza, en todo esto, es que sigan existiendo reporteros, fotógrafos, columnistas y editores que nos den sentido al día-día y nos mantengan bien enterados de lo que ocurre tanto en nuestras localidades como en el orbe en general.

El rol del periodista es vital para la sociedad. Alguien tiene que poner orden a la cacofonía informativa que reina en el entorno y tiene que validar, neutralizar y frenar tantas “noticias” que por ahí circulan.

Sin embargo, este bello oficio está cada vez más amenazado por los enemigos de la libertad de expresión. 

“¿Qué? ¿Han asesinado periodistas?”, preguntó Rosario Ibarra de Piedra justo al asumir la Presidencia de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos hace unos días. 

La respuesta es sí y muchos. Según datos revelados hace unos días por la misma CNDH, tan solo en el presente año se han registrado por lo menos 13 asesinatos contra informadores sociales, la más alta registrada en cualquier sexenio. En 19 años la cifra que maneja este organismo alcanza los 153 comunicadores que han muerto en cumplimiento de su misión.

Ejercer esta noble profesión no es nada fácil ahora y mucho menos con un Jefe de Gobierno que casi todos los días arremete contra la prensa independiente. Ello aunado a la falta de garantías, continuas amenazas y un entorno cada vez más turbio en lo social que contribuyen a tener una mezcla de obstáculos para realizar un buen Periodismo en nuestro país.

La forma de hacer periodismo en México es sin duda muy diferente a la  practicada en el Siglo 20. Los reporteros y editores han aprendido muchas lecciones en años recientes y la profesión podría calificarse hoy como “difícil, pero desafiante». 

Abundan las noticias negativas y fácil sería no publicarlas. Muchos periodistas han aprendido a ser cautelosos y recurrir frecuentemente a la «auto-censura» para evitar convertirse en una caja de resonancia de la información de violencia. 

Sin embargo, no se pueden ocultar los sucesos trágicos cuando contienen elementos de impacto para la sociedad y, sobre todo, para mostrarle a nuestras autoridades los altos índices que ha alcanzado la violencia.

La tarea no se antoja nada sencilla en los próximos años. Las innovaciones y las nuevas tecnologías ofrecerán espacios para poder seguir ejerciendo el Periodismo y vendrán nuevas opciones de modelo de negocio que seguramente lo respaldarán financieramente.

El reto mayor está en que la comunidad siga reconociendo que una prensa independiente es necesaria para garantizar la paz, la democracia y la libertad. Los riesgos inherentes están bien identificados y serán asumidos por los periodistas de manera valiente como siempre lo han hecho, aún con autoridades que buscan minimizar o ridiculizar su rol en la sociedad. 

Fuente: Expreso.press

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