…Y LA GUERRA CONTINÚA
FRANCISCO CUELLAR CARDONA
Este escenario de violencia que es igual o peor a los que se vivieron en sexenios pasados, pone en evidencia y contra la pared al gobierno de la Cuarta Transformación”
El 1 de febrero del 2019, el presidente López Obrador, lo declaró con todas su letras y con una seguridad que dio escalofrío: «No hay más guerra. Oficialmente ya no hay guerra; esta se acabó». Así como si el problema más grave de este país se resolviera por decreto, el presidente no sabía lo que hacía y decía.
Ingenuo y complaciente, ese 1 de febrero afirmó:
«No se han detenido a capos porque no es esa nuestra función principal. La función principal del Gobierno es garantizar la seguridad pública, ya no es la estrategia de los operativos para detener a capos».
De ese dicho, ocho meses y medio después, el país está peor: las ejecuciones, las balaceras, los enfrentamientos entre las bandas siguen siendo la nota del día. Esta misma semana inició con un evento cruel en Aguililla, Michoacán, en donde 14 policías fueron embocados y asesinados por la delincuencia; un día después, en Guerrero, 14 civiles y un efectivo del ejército fueron muertos tras un enfrentamiento. Y cuando se discutían esos temas, este jueves, en Culiacán, tras la detención de capo Ovidio Guzmán, hijo del Chapo, la ciudad vivió una de las peores pesadillas de su historia con detonaciones, enfrentamientos, bloqueos y muertos; una psicósis que los «culiches» no van a olvidar nunca.
La captura del hijo del Chapo, echa abajo lo declarado por el presidente López Obrador, aquella celebre mañana de febrero cuando afirmó que su gobierno no detendría más capos y que su estrategia de seguridad sería otra.
Todo este escenario de violencia que es igual o peor a los que se vivieron en sexenios pasados, pone en evidencia y contra la pared al gobierno de la Cuarta Transformación, que no sólo no puede, sino que no sabe como enfrentar esta guerra que continúa a pesar que a principios del año, bajó la guardia y aventó la toalla dejando a la sociedad mexicana en medio del fuego cruzado de las bandas que se disputan el territorio nacional.
Queda claro que el Presidente vive en el limbo, su secretario de Seguridad, Alfonso Durazo no sabe e ignora las tareas de seguridad que le encargaron y el Ejército, La Marina y las policías están rebasados por los grupos del crimen, y además están maniatados por el mismo Presidente para actuar con toda la fuerza del Estado contra las bandas criminales.
La Guardia Nacional es una policía rosa, improvisada y rabona que no acaba de ganarse los espacios y la confianza donde no es bien vista por los gobernadores en los Estados.
Conclusión: la guerra contra el narco está «remasterizada» en la 4T. El gobierno y el presidente se está quedando sin argumentos, y si discurso de «abrazos, no balazos», se está desgastando entre muertos y sangre. Si no admite equivocaciones, corre el riesgo de quedar peor que Calderón y Peña Nieto. Y esta semana, los eventos de violencia fue el mejor mensaje.
Fuente: Expreso.press