¿Y ahora, tras la derrota, qué hacer?
Por: Carlos Puig
Bogotá, Colombia. Cuando me subí al avión el jueves por la tarde para viajar por trabajo a esta ciudad, Culiacán vivía momentos de terror por la movilización de los integrantes del cártel de Sinaloa disparando, intimidando, bloqueando, tomando control de la ciudad. Ya a esas horas se sabía que aquella movilización era porque las fuerzas federales habían ido a detener a un hijo de El Chapo. La noche del jueves, después de cuatro horas y media de vuelo, cuando aterricé, el escándalo era otro. Y era de tal tamaño que desde la persona de migración en el aeropuerto, hasta quien me recibió en el hotel, me preguntaban sobre Culiacán, El Chapo y el Ejército mexicano. Momentos similares se repitieron el fin de semana en conversaciones con colegas periodistas, profesores universitarios, empresarios. Es Colombia: algo saben de las decisiones, sus consecuencias en las guerras entre gobierno y crimen organizado. Y es aleccionador escuchar las preguntas y algunas opiniones de quienes por estar lejos no tiznan todo, como hoy en las discusiones mexicanas, con la dicotomía anti o pro presidente, sin matices. Mi fin de semana entre colombianos me deja con una pregunta que escuché muchas veces: ¿Y ahora qué va a hacer el gobierno? La pregunta parte de que aquí aprendieron que ninguna derrota es inconsecuente. Y lo del jueves fue una derrota. En una batalla de una larga guerra, puede ser, pero una derrota, y esas derrotas tienen consecuencias en todos los bandos. Un ejemplo: en Colombia, como seguro en otras partes del mundo, se imaginaba que el cártel de El Chapo estaba o debilitadísimo. Algo que, parece, pensaban las fuerzas federales que fueron a cumplir la orden de arresto. La demostración del jueves dice que no, y eso podría cambiar, por ejemplo, la dinámica entre organizaciones criminales. Lo que también aprendieron aquí es que un derrota de ese tamaño no es una anécdota. Es resultado de una estrategia que evidentemente no funcionó. Si no hay ajustes y cambios a esa estrategia, se multiplicarán las anécdotas. Y por último: aquí aprendieron que después de una derrota, el gobierno, las policías, los ciudadanos, la tropa necesitan victorias. Decir, de alguna manera clara, quién manda, al menos en Culiacán.
@puigcarlos