Transporte público y su propia ley
JOAQUÍN LÓPEZ
Qué relajo, en serio, es el que vemos a diario en las calles y avenidas de la zona conurbada gracias a los conductores del transporte público; hasta parece que fueron cortados con la misma tijera.
Esta semana de nuevo se registró un accidente entre dos microbuses en la avenida Hidalgo, todo porque al parecer los señores iban “jugando” carreras y al no darse el paso en los carriles, terminaron estampados.
El resultado fue de varias personas lesionadas que tuvieron que ser trasladadas a diversos hospitales. De nuevo los usuarios tienen que pagar los platos rotos por culpa de un par de imprudentes que les echaron a perder su día.
Algunos iban a sus trabajos, escuelas y hogares, pero no llegaron gracias a que no hay quien ponga un alto definitivo a estos individuos que, sin tener la pericia necesaria, llevan en sus manos las vidas de miles de pasajeros que circulan diariamente por los municipios.
La misma Delegación de Transporte Público en la Zona Conurbada reconoce que más de la mitad de los arriba de 10 mil choferes carecen de una capacitación, misma que según es obligatoria, pero que no hay fuerza humana terrenal que haga que cumplan el requisito.
La burla es más que evidente, pues esta misma semana, gracias al video de una ciudadana que lo subió a redes sociales, pudimos ver que un camión de la ruta Tampico-Tancol se cruzó el camellón de la avenida Hidalgo a la altura de la llamada Ferrolana, donde ocurrió previamente un accidente por culpa de otra unidad del transporte.
El vehículo venía de norte a sur hacia el centro, pero se desvío sobre el camellón hacia el sentido contrario, exponendo a otros conductores, con tal de evitar el accidente, para luego regresar por encima del camellón hacia su sentido. Lo curioso es que esta anarquía ocurrió casi en las narices de la oficina de Tránsito de Tampico, pero ningún agente vial intervino.
Así las cosas.
Fuente: Milenio