Columnas

PROTESTAR…¿ES EL CAMINO?

FRANCISCO CUÉLLAR CARDONA

Rocío Montalvo, es una luchadora social regiomontana que lidera la organización «Unete Pueblo». Hace unos meses, cuando Andrés Manuel López Obrador, ya en la Presidencia, llegó 
a Monterrey a inaugurar el Salón de la Fama de Béisbol y Rocío tenía un plantón frente a Palacio de Gobierno; protestaba contra el alza del transporte. El Bronco ordenó que la desalojaran porque justo por ahí iba a pasar el Presidente. La aguerrida Rocío se fajó y no permitió que la quitaran; sabía que Andrés Manuel pasaría cerca de ella en su paso hacia el inmueble del Salón de la Fama. Cuando lo vio venir, le gritó: 

-¡Presidente, tu que eres el Rey de las Protestas…apóyanos!…¡Tu nos enseñaste a protestar en las calles, ¡Ayúdanos para El Bronco no aumente el pasaje!.

Andrés Manuel desvió su camino y se enfiló hacia Rocío. La abrazó y ahí la prometió que no habría alza al Transporte. Le dijo también que nunca dejara de protestar…que no bajara las brazos y que la mejor forma para que el gobierno escuche, es gritar fuerte, protestar y no quedarse callada jamás.

Andrés Manuel López Obrador está hecho en la calle, en las luchas populares. Las imágenes que aun siguen vivas de él y no se olvidan, son aquellas protestas en Tabasco. Con la camisa rota, ensangrentado por la represión del Estado cuando bloqueó 51 pozos petroleros que contaminaban bosques y ríos. El Peje, a la cabeza de campesinos y grupos de indígenas luchaban y protestaban por todo. Durante 30 años, el ahora presidente de la Cuarta Transformación fue el ícono de las rebeliones en México; el hombre construyó una base social de apoyo desde abajo, siempre cuestionando e increpando a los de arriba; su método de lucha fue la protesta, el grito, el reclamo, caminando siempre al filo de la ley, y algunas veces pasando por encima de ella. A pulso se ganó el título de ¡El Rey de las Protestas!.

Pero hoy la cosas han cambiado. Desde el poder, se tiene otra óptica. Al luchador rebelde convertido ahora en Presidente no le gusta que lo chantajen con protestas, movilizaciones ni bloqueos. Ya se los dijo a los campesinos que se movilizaron en todo el país para protestar contra los recortes al campo. En algunos casos ha sido tolerante como con los maestros de la CNTE que al principio de su gobierno bloquearan las vías del tren en Michoacón o los accesos de San Lázaro, o los alumnos normalistas que secuestraron autobuses. Pero este método de lucha que fue su llave para llegar al poder presidencial le molesta y lo descalifica.

Ayer le tocó enfrentar la protesta más rara de su gobierno: la rebelión de los presidentes municipales del país que se amotinaron y fueron a patearle la puerta principal de Palacio Nacional.

Algo nunca visto y jamás imaginado. Los alcaldes fueron a exigir más recursos para infraestructura y seguridad pública. En respuesta, desde adentro de Palacio Nacional les lanzaron gases lacrimógenos. Aunque no eran las formas para llegar al Presidente por parte de los alcaldes, no había motivos para que los reprimieran de esa manera. Lamentablemente parece ser que esa es la forma para que este gobierno entienda. 

El poder, vuelve al ser humano soberbio, intolerante, y pierde la memoria. Ojalá no le esté pasando ese fenómeno al Presidente, a quien hoy le molestan las manifestaciones y las criticas.
Hay muchos que apuestan para que este gobierno fracase, incluso, hay movimientos políticos orquestados por grupos de extremistas que no coinciden ideológicamente con el Presidente, pero estos han existido siempre, y los gobiernos del pasado tuvieron el oficio para tolerarlos y hasta negociar con ellos. El Presidente debe aprender a diferenciar y verificar cuando las luchas y reclamos son justos; él lo sabe, y no debe ganarle la soberbia. Protestar y criticar son derechos que nadie, desde el poder puede censurar ni descalificar. Como Rey de la Protestas en este país, el Presidente está obligado a tolerar, más cuando lo respalda una historia de luchas callejeras.

Fuente: Expreso.press

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