Para Gabriel Garza Flores la justicia nunca llegó
Desde el 24 de marzo del 2018 fue apresado y el 14 de abril de este año, durante un domingo de visitas familiares, Garza Flores se sintió mal
Gabriel Garza Flores murió esperando justicia, luego de más de un año preso por un crimen que no cometió: el asesinato de Carlos Domínguez, ocurrido el 13 de enero del 2018.
Desde el 24 de marzo del 2018 fue apresado y el 14 de abril de este año, durante un domingo de visitas familiares, Garza Flores se sintió mal.
Teniendo ya antecedentes de mala salud, el hijo de Gabriel pidió que se le trasladara a un nosocomio. Pronto arribó una ambulancia de Protección Civil y Bomberos, sin embargo no se le concedió el permiso de traslado.
Más de una hora después se autorizó el traslado al Hospital General, pero no en la ambulancia, sino en una Van del reclusorio, que se utiliza para transportar reos, en el camino una paramédico a bordo de la unidad en que viajaba Gabriel, intentó estabilizarlo, sin embargo el vehículo no tenía el equipamiento por lo que poco se pudo hacer.
Momentos después de la 1:00 de la tarde Gabriel ingresó al hospital en paro, el personal médico del área de urgencia le practicó maniobras de Reanimación Cardiopulmonar sin éxito; el veterano reportero había pasado a mejor vida de un paro cardiaco.
“Hago responsable de la muerte de mi esposo al director que no permitió que se le trasladara en la ambulancia ni que entraran los paramédicos a auxiliarlo al interior, además al gobierno del Estado, desde donde se autorizó se le acusara falsamente de un delito que no cometió”, dijo Dora Elia Vielma Aguilar, esposa de Gabriel.
Medios locales aseguraban que el personal médico había señalado que si Garza Flores hubiera sido trasladado de inmediato en una ambulancia acondicionada con equipo de primeros auxilios -como la que acudió inicialmente por él- no habría perdido la vida en esas circunstancias.
En algunas editoriales publicadas durante el fin de semana se ha reflejado el cuestionamiento derivado de la sentencia absolutoria de los cinco acusados restantes, pues al no demostrarse en juicio la complicidad o participación en el asesinato de Carlos Domínguez, de ninguno de los seis señalados, Gabriel habría fallecido preso por un crimen que no cometió.
Gabriel salió en un ataúd del Centro de Ejecución de Sanciones de Nuevo Laredo; el 17 de abril del 2019 el cortejo fúnebre hizo una escala en el reclusorio para que sus compañeros entonces presos -y libres desde este sábado- pudieran despedirse.
El sábado que concluyó el juicio Domínguez con la absolución de los señalados, no se resolvió la situación de la familia de Gabriel Garza, cuya vida fue truncada al apresarlo por un crimen que no cometió.
Fuente: El Mañana de Laredo