Los héroes del narco y la opinión pública
ERIK VARGAS
Sobre y tras la batalla de Culiacán, se ha montado, además de un reenfoque mundial de la sobreexpuesta imagen del México violento, un cansado enfrentamiento entre la 4T y la oposición, que deja de paso el real problema: la nueva postura de la sociedad ante el crimen organizado y los alcances de éste.
Tristemente se puede leer que desde cierto punto de la opinión pública se finca una superficial idolatría dividida, entre los que romantizan la existencia de los capos, y los que ven, por ejemplo, en Ovidio Guzmán, una especie de antihéroe que puede debilitar la poderosísima popularidad del Presidente López Obrador.
Lo primero no es nada diferente a lo que ha ocurrido en el pasado en el imaginario nacional con la casi canonización de Joaquín Guzmán Loera, con su poderío y alcance social, o sus míticas fugas, pero ahora al vástago del otrora líder del cártel del Sinaloa recibe adjetivos que le magnifican, como Don Ovidio… y esto no viene de aquellos que escuchan narcocorridos, sino de quienes aspiran a la derrota del gobierno actual.
El terror del crimen asusta pero crea también ficciones adictivas que nada tiene que ver con la degradante figura social. Sin embargo, después de la huida monumental del hijo del Chapo en Culiacán, el crimen organizado puede extender sus formas de amenaza para poder intimidar a la autoridad… aprobadas.
Es cierto, en Culiacán hubo un atrofiamiento de la estructura de seguridad nacional, una gran marca fecal difícil de pasar por alto, tanto por el operativo de captura del “chapito”, como en los pasos siguientes que dejan cierto tufo de impunidad, y que provocó que se pusiera en riesgo a la comunidad. Sí, el estado no habría cedido ante los eufóricos criminales sin la torpeza operativa, pero ahora el riesgo está en cuáles serán esos límites del narco para someter a los captores y a México.
Además del triunfo del Cártel de Sinaloa, que supuestamente estaba debilitado por la detención del Chapo hace 3 años, el otro poder que se le otorga es el de la opinión pública. ¿Necesitamos esto? ¿Una inspiración para que los criminales aspiren a humillar al gobierno mexicano y que sobre ello se retribuya la derrota de la 4T? Tendríamos que estar enfermos para ello, aunque parece que en ese punto se cuece la política mexicana.
Fuente: Milenio