Columnas

La Cuarta Revolución Industrial

LUIS EDUARDO DE LA TORRE

Primero fue la utilización de la fuerza motriz del vapor, luego la producción de bienes de manera masificada, gracias a Ford, y apenas el siglo pasado entrábamos a la ya ahora casi obsoleta transformación tecnológica, hoy en día, el reto es aún mayor, conectar, explotar sustentablemente y cohabitar de manera responsable con el medio en un planeta que estamos exterminando, nosotros, la especie que debería de cuidarlo

El proceso evolutivo nos brindó el premio mayor en la lotería de la genética, somos la especie que domina el medio, pero que absurdamente también lo extermina. Luego de más de 600 mil años, minutos más, minutos menos, que llevamos existiendo en la tierra, los seres humanos hemos sido los impulsores de tres grandes revoluciones que han cambiado por completo nuestro estilo de vida. La primera fue durante la segunda mitad del siglo XVIII, y desde Gran Bretaña surgirían las primeras máquina impulsadas por vapor, la Segunda se refiere a los cambios socioeconómicos que ocurrieron aproximadamente entre 1870 y hasta 1914, con la aparición del teléfono y la producción en línea del Modelo T, de la mano de Henry Ford, y sería hasta los años setenta del siglo pasado que comenzaríamos la Tercera Revolución, de la mano de los ordenadores, las redes, y por supuesto esa llamada Era de la Información que nos marcaría Internet. Pero, el mundo sigue girando; y hoy, nos encontramos en el umbral de una nueva era.

Ya desde el año 2016, el economista Klaus Schwab, fundador de Foro Económico Mundial, acuñó el término Revolución 4.0, que hace referencia a esa tan esperada Cuarta Revolución Industrial, en la que sobrepasamos en muchos campos ya, esa sutil frontera entre el mundo digital y el físico, y en la que serán amable lector, parte de nuestra vida cotidiana tecnologías tan importantes como la robótica, inteligencia artificial, cadena de bloques(Blockchain), nanotecnología, computación cuántica, biotecnología, internet de las cosas (IoT), impresión 3D y vehículos autónomos.

Hemos entrado en una era de magia, donde ciencia y tecnología llevan a nuestra especie a límites insospechados, pero paradójicamente, estamos viviendo también la mayor crisis ecológica y medio ambiental en la historia de Gaia.

Mientras tanto las grandes potencias económicas promueven el concepto de fábricas inteligentes, en donde también curiosamente, el trabajo humano no ha sido reemplazado en su totalidad, por el contrario, gracias a una nueva generación de procesadores y de sensores, robots y humanos conviven en los procesos de fabricación y embarque de bienes, haciendo crecer grandemente la masificación de productos, lamentablemente no por ello vemos en esta ocasión una reducción significativa en sus costos, como algunos pudimos ser testigos en los años noventa del siglo pasado con todo lo referente a cómputo. Tenemos la manera de hacer más cosas y más rápido, pero los precios de muchos artículos siguen siendo privativos para grandes sectores de la sociedad.

Aunado a esto, la problemática de la obsolescencia programada en muchos de los bienes de consumo, crea una ecuación fatídica para la sostenibilidad del medio. Dentro de esta nueva etapa de súper producción e hiperconectividad, debemos luchar por poner al centro de las decisiones, temas trascendentales como la reutilización, el reciclaje y la multifuncionalidad de lo que creamos.

Todo este fenómeno se ha sustentado en cuatro vertientes principales que son los pilares de esta nueva Revolución: Interoperabilidad, la capacidad de que máquinas y sistemas inteligentes se comuniquen entre sí, sin la intervención humana. Transparencia de la Información, que nada tiene que ver con la Administración Pública, sino en la capacidad de abstraer datos del mundo físico y simularlos en ambientes virtuales digitales y controlados, Asistencia Técnica, que trata de la capacidad de los sistemas de brindar apoyo a los seres humanos para la toma de decisiones complejas en tiempos cada vez más cortos, y por último, Capacidad para las Decisiones descentralizadas, que en lo particular considero pudiera ser la más “peligrosa” al dar capacidad a los sistemas y máquinas de tomar “decisiones” propias, sin tener que consultar a un agente humano.

Así, amigos, estamos en el umbral de una nueva era, tecnificada, voraz en consumo, más conectada que nunca y queriendo coexistir con un planeta en agonía, seremos nosotros y las siguientes dos generaciones las que demos forma a ese nuevo universo, y esperemos sea en pos del mejor de los caminos, cada especie decide, y aún podemos decidir, antes de que sea una máquina quien deba decidir por nosotros. “Homo homini lupus”, (El hombre es el lobo del hombre). – Thomas Hobbes.

Fuente: El sol de Tampico

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