El misterio de B. Traven
Nunca se pensó cuando filmaron en la década de los 40 las películas: La Rebelión de los Colgados y el Tesoro de la Sierra Madre (dirigida esta última por John Houston)…
Que estaban contribuyendo a hacer más grande el mito y la leyenda que se cernía sobre la personalidad de B. Traven.
A 44 años de la muerte de B. Traven aún existen investigadores literarios que dudan de que éste haya sido Mauricio Rateneau, un judío alemán, hijo de una actriz y de un millonario alemán que nunca lo reconoció como su hijo legítimo, y que a cambio le dejó una cuantiosa herencia en efectivo a quien con el paso del tiempo fue uno de los mejores escritores del mundo.
Fue tan grande el mito de B. Traven en el México de su tiempo que se llegó a creer en ocasiones que él era el mismísimo Adolfo López Mateos. Esta especie se desprendió porque de alguna forma, Esperanza López Mateos, -hermana del presidente-, llegó a convertirse en su mejor confidente, asumiendo después, -por ser la traductora de sus obras al inglés y el alemán-, la representación de B. Traven con los directores de las películas que se filmaron.
B. Traven salió huyendo de Alemania durante la primera guerra mundial, donde usaba el nombre de Ret Marut, y que por haber hecho ligas con el grupo Espartaco que comandaba Rosa de Luxemburgo fue sentenciado a muerte, logrando escapar gracias a un milagro que le costó llevar de por vida una cicatriz en la muñeca: Consecuencia de caminar por largo tiempo esposado a la mano de un compañero muerto a quien arrastró por varios kilómetros.
Sale de Alemania en 1920, haciéndose pasar por norteamericano y sacando un pasaporte a nombre de Hal Croves. Con ese pasaporte vivió hasta 1924 en San Francisco, en donde se dedica a introducir alemanes identificados como comunistas a la República Mexicana.
En 1924 llega aquí a Tampico, en donde trabaja como obrero en la compañía petrolera El Águila, conociendo a fondo el drama que vivían los obreros petroleros, que eran explotados por los extranjeros, de esta experiencia surge su novela La Rosa Blanca.
Después de vivir un tiempo en Tampico, viaja al sureste, instalándose en Chiapas por diez años consecutivos: Escribiendo La Rebelión de los Colgados, Un Puente en la Selva y la novela que representa sin duda alguna el drama y el martirio que viven los indígenas chiapanecos, El General: Tierra y Libertad.
Es también en Chiapas en donde descubre los Frescos de Bonampak (aunque el diccionario Musacchio acredite a Carlos Frey y a G.G. Healy el descubrimiento), hay otras versiones que dicen que el descubridor de los Frescos de Bonampak fue el esposo de la «Diosa Blanca» Gertrude Duby (así la llamaban los indígenas chiapanecos), el alemán Franz Blom.
El misterio de la personalidad de Traven fue ventilada en los diarios nacionales gracias a la investigación profunda que sobre su escondida identidad hizo Luis Spota, quien en 1948 descubre la personalidad de Traven acabando con el mito de que éste incluso podría llegar a ser el hijo del Káiser de Alemania, Guillermo Segundo.
Sin embargo, a distancia podemos afirmar que el mismo Luis Spota no atinó al descubrir la identidad de B. Traven, ya que éste lo identificó como Hal Croves, y según confesión que le hizo Gabriel Figueroa a Cristina Pacheco, B. Traven era Mauricio Rateneau, el judío alemán de quien al principio hablamos.
Esta versión a la periodista la confirma Gabriel Figueroa con la copia del testamento de Esperanza López Mateos, en donde deja establecida la verdadera identidad de B. Traven.
Que tratando de huir de la prensa y la radio, vivió materialmente escondido los últimos años de su vida entre una casa de campo que Gabriel Figueroa le prestó y un departamento ubicado en la calle Mississippi, de la colonia del Valle, en donde vivió con su esposa Rosa Elena Luján, con quien procreó dos hijos: Malú y Chelena.
Esta versión a la periodista la confirma Gabriel Figueroa con la copia del testamento de Esperanza López Mateos, en donde deja establecida la verdadera identidad de B. Traven.