Columnas

«EL DESTINO TODO COBRA Y NADA OLVIDA»

FRANCISCO CUÉLLAR CARDONA

Dicen que en política lo que parece, es. Y bueno, la renuncia del ministro de la Corte, Eduardo Medina Mora, todo hace creer que es un claro ajuste de cuentas por lo que hizo en el pasado, amen de que el ahora ex, se puso de pechito para que la venganza de la 4T lo alcanzara más temprano que tarde.
Medina Mora, en junio pasado fue exhibido públicamente por hacer transferencias millonarias en dólares en sus cuentas bancarias, y aunque quiso explicar la procedencia del dinero en una carta, esto no fue suficiente para que la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la secretaría de Hacienda, lo pusiera bajo la lupa, a tal grado de arrinconarlo y obligarlo a renunciar este jueves.
Pero a decir de muchos, el asunto trae cola y está relacionado con el tema de los videoescándalos de Rene Bejarano en marzo del 2004, en los que también estuvo Rosario Robles. Coincidentemente Bejarano este jueves, a modo de broma declaró que la ex secretaria de Desarrollo Social está pagando por lo que hizo, y citó la canción «Cuando el Destino» que canta Pedro Infante en la película Martin Corona: «Ya lo ves como el destino todo cobra y nada olvida…qué bonita es la revancha cuando Dios nos la concede».
En en el contexto de lo que dice Bejarano, también debe inscribirse el caso de Medina Mora, pues también él participó en aquel «compló» contra Andrés Manuel López Obrador. El ex Ministro se desempeñaba en 2004 como director del Cisen y fungía como policía espía de Vicente Fox. Rosario, siendo jefa de gobierno en el Distrito Federal y Medina Mora desde el Centro de Inteligencia fueron pilares en el «videoescándalo» que llevó a Bejarano a la cárcel, y a López Obrador a ser linchado mediáticamente por la «mafia del poder».
Las vendettas, las venganzas, son prácticas comunes en la política y en México. A través de su historia se cuentan por cientos, los ejemplos de los ajustes de cuentas. En el gobierno de la Cuarta Transformación, donde juran que «las venganzas no son su fuerte», no está exento de esto.
Andrés Manuel, es un presidente honesto, pero arrastre muchos rencores; no olvida los agravios, y es un hombre que gusta sentarse en la mesa del poder y comer en frío las venganzas.
Medina Mora, no tenía nada de honorable cuando Enrique Peña Nieto lo impuso como Ministro de la Suprema Corte, en donde el senado le dio inmunidad por 15 años. Fue Procurador de la República, Secretario de Seguridad Pública, policía, espía, embajador en la Gran Bretaña y en los Estados Unidos. Posiciones de poder de gran relevancia, en donde la honorabilidad y la probidad salen sobrando. En la Suprema Corte era un Ministro incómodo por su pasado; su ambición lo traicionó y lo puso a modo para que pagara por lo que hizo. Hoy, si bien le va, y sus padrinos poderosos abogan por él, con su renuncia y su desprestigio paga sus pecados, sino, puede irse preparando para hacerle compañía a su socia y cómplice de aquel episodio escandaloso, Rosario Robles.
Con la renuncia de Medina Mora, queda demostrado que desde la 4T se gobierna como siempre: con el discurso de la doble moral y el garrote. La lista negra de las venganzas es muy larga, y dicho por un alto funcionario de Gobernación, «para todos los que la hicieron, va alcanzar; apenas estamos en el amanecer del sexenio».

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