El apotegma socrático
En estos días de confusión que vivimos se me viene a la cabeza la declaratoria de aquel famoso Griego que la humanidad conoce como el padre de la filosofía, me refiero a Sócrates, maestro de Platón, quien creara el método de preguntar (hablo de Sócrates) a todo el ciudadano que se encontraba en la calle (seguramente desempleado) para responder todas las inquietudes que el filósofo albergaba.
Sócrates prefirió morir víctima del veneno de la cicuta antes de que desmintiera como falso todo lo que consideraba científico.
Inventó la Mayéutica, instrumento filosófico del que se valió Platón para crear a su vez la dialéctica; punto desde donde partiera Aristóteles para configurar los primeros silogismos que vinieron a construir los cimientes de lo que hoy conocemos como la lógica.
Menciono a Sócrates porque su expresión: «Yo solo sé que no sé nada», que la humanidad ha interpretado como un exceso de modestia de este filósofo memorable, con lo que no estoy de acuerdo, pienso con firmeza que la frase que hizo célebre a este legendario griego era más bien una modalidad para liberar toda la angustia que sentía frente al proceloso mar en el que todos, absolutamente todos, se decían dueños de la verdad y el conocimiento.
Sócrates angustiado ante tanta vanidad, prefirió en su célebre frase salirse del universo de la incongruencia y la sinrazón.
La sin razón consiste en esa falta de altura moral en la que con frecuencia incurre los embaucadores que desafortunadamente para el mundo buscan el poder absoluto, simulando ser dueño de la virtud y en el fondo de su corazón y de su alma son más bajos que el polvo que termina muerto en el piso.
En la vida los embaucadores sacan lo negro que llevan dentro denostando. Lo hemos visto a nivel local, nacional e internacional. Esta carencia de nobleza de utilizar los medios para incriminar sin límites al contrario, es ya un recurso común que se utiliza por la extrema derecha y los fundamentalistas en su afán desmedido de seguir conservando sus privilegios, aumentando la desigualdad y la impunidad.
Por eso, insisto, Sócrates en su: «Yo solo sé que no sé nada» no hay esa modestia, que significaría una abstracción filosófica en donde el uso del yo, (tan presente en los dirigentes modernos). Lo suprime para no presumir de su excelso conocimiento, sino más bien, lo que pretende el griego es escaparse por medio de su legendario e inmortal apotegma de los desalientos que representan convivir entre los basurales de quien pregona la verdad y se comporta como un habitante de Sodoma y Gomorra, que en la actualidad representaría toda esa cauda que integran los «santones» de la doble moral, la mentira, la simulación y la desvergüenza que durante 12 años permanecieron callados y hoy se autodesignan defensores de la sociedad en esta mala hora que vivimos.
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LETRA PÚBLICA
EL APOTEGMA SOCRATICO
RODOLFO SALAZAR GONZALEZ