Por: René Sánchez Juárez
Sin duda una de las noticias que sacudió al mundo de la política nacional fue la renuncia del ex ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Eduardo Medina Mora y es que no es nada común que los ministros renuncien a un cargo para el que fueron electos por 15 años. De hecho, es la primera que se presenta desde la que se formó la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Cuando aún le faltaban 11 años para ejercer el cargo, el ministro que llegó a propuesta del ex presidente Enrique Peña Nieto ha decidido separarse del cargo para enfrentar serias acusaciones por lavado de dinero en su contra.
Eduardo Medina Mora quien fuera director del CISEN, secretario de Seguridad Pública, embajador en Estados Unidos y Reino Unido y Procurador General de la República en tiempos del PRIAN, fue muy criticado su nombramiento como ministro de la SCJN y es que desde el año 2000 cuando Vicente Fox lo nombró en el CISEN su paso por la administración pública ha sido muy cuestionado. Sirvió a tres ex presidentes en diferentes cargos.
Después que el presidente de la Suprema Corte, el ministro Arturo Saldívar diera a conocer la renuncia y ésta no tiene motivos específicos contribuyó a la polémica, ya que la constitución dicta que debe ser por motivos de fuerza mayor que un ministro renuncie a su cargo y este debe ser aceptado por el presidente y el senado. Andrés Manuel López Obrador ya adelantó que sí aceptará la renuncia y la mandará al senado para que la acepten.
Con la renuncia de Eduardo Medina al cargo podrá enfrentar las acusaciones que se le hacen por lavado de dinero por la Unidad de Inteligencia Financiera encabezada por Santiago Nieto y se dice que involucra autoridades internacionales. Dentro de las acusaciones -que aun no se confirman- se encuentran transferencias millonarias realizadas en bancos de varios países; tráfico de influencias y que los ingresos en sus cuentas no cuadran con lo presentado en sus declaraciones patrimoniales.
Si es exonerado por los tribunales limpiará su expediente político de toda duda respecto de sus relaciones o posibles contubernios con el poder político en la era de Calderón y Peña Nieto. Además de que podrá recuperar parte de su tranquilidad.
Aunado a lo anterior, el Poder Judicial y su presidente Saldívar tendrán la oportunidad de demostrar que son un contrapeso al ejecutivo y al Legislativo y que reivindicarán al Poder Judicial ante la sociedad.
En caso contrario, será el tercer ex funcionario de alto nivel de administraciones pasadas de enfrentar la justicia mexicana por casos de corrupción, como lo ha sido Rosario Robles y Emilio Lozoya actualmente prófugo.
Confiamos en que la justicia sea transparente y que se difunda las causas de la renuncia, así como de los delitos que se le imputan al ex ministro y que la Suprema Corte de Justicia de la Nación continúe con su labor como uno de los tres poderes que sostienen a la democracia de nuestro país.
Fuente: Milenio
