Columnas

Comenzó el horario de invierno

DANIEL CHAVARRÍA GARCÍA

El tiempo objetivo (completamente autónomo de nuestra subjetividad), surge a expensas de un proceso que nos acompaña desde que nacemos hasta que desaparecemos…

Y responde a un fenómeno que marca los movimientos de los astros en el espacio y posición de los planetas.

El científico Stephen Hawkings define la hégira como algo que ocurre en un punto particular del espacio y en un instante específico de tiempo.

Existe un devenir sicológico, profundamente subjetivo, cuya duración se percibe al ojo humano de diferente manera, ya que depende de las acciones u omisiones, y del hacer que apreciamos con nuestra sensibilidad. Si no, ¿Cómo intuir el tiempo que pasa como un suspiro en los momentos de gozo e intensa felicidad; pero angustiosamente lento para quien espera y sufre el cruel tormento de la duda?

La tiranía de cronos parece intensificarse en este largo invierno del neoliberalismo económico y sus modernos apóstoles, cuando los amos de Wall Street nos tratan de imponer a los demás, que somos todos, el ritmo de su particular manera de percibir el lapso que marcan las manecillas del reloj, cuestión que lleva implícita, tácitamente, su idiosincracia y cultura.

El totalitarismo del cronógrafo se evidencia con mayor fuerza en la habitual colonización económico-financiera que exige, de hecho, la aquiescencia generalizada, incluida la nuestra, a la individual escala del tiempo de nuestros vecinos y socios del TLCAN (ahora blanqueado a T-Mec).

El cambio de horario que por obligación debemos padecer cada año es una trama que gira, insisto, a conveniencia de nuestros vecinos del norte y no la nuestra.

Yo creo que todos tenemos el derecho inalienable de medir el tiempo como nos apetezca, y la forma más práctica y en consonancia con los ritmos de la naturaleza se halla en los lapsos de la luz y obscuridad.

Una desventaja, entre otras, de la mal llamada doctrina neoliberal es que emana de una concepción distinta a la de la mayoría de los mexicanos, acerca de lo que es el hombre, la cultura, la vida y…la muerte.

NOTA DE DIA.- Otra reflexión acerca del verdadero significado del neoliberalismo y los efectos de sus determinaciones en Latinoamérica es que los ricos son cada vez más ricos y los pobres… más pobres. El crecimiento económico por sí solo no es un curalotodo como se nos ha hecho creer, principalmente, cuando hay corrupción, falta de democracia, desigualdad y no se atiende como se debe las necesidades urgentes de la gente. Las protestas pacíficas en Chile, dando muestra de valor civil, demuestran que el pueblo está harto del sistema que impera y de las recetas del Fondo Monetario Internacional (FMI), que los ha empobrecido al grado de sacarlos a las calles.

PD. Nuestras condolencias por el sensible fallecimiento del señor Agustín Jiménez Hernández, su trayectoria como periodista será recordada.

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