Opinión con sentido

Lorena y la politización de la justicia

Carlos Puig

Ayer, la Procuraduría de Ciudad de México ofreció disculpa pública a Lorena González por su detención arbitraria y su absurda e injusta permanencia de casi siete años en prisión. Como conté ayer, el caso de Lorena fue uno más de utilización política del aparato de justicia.

El secuestro y asesinato de Fernando Martí eran una enorme presión política para Marcelo Ebrard. El discurso de Martí de “si no pueden, renuncien” resonó en el país y señaló al entonces jefe de Gobierno.

El aparato de procuración de justicia dependiente del jefe de Gobierno inventó un puñado de culpables que tranquilizó a todos y que aminoró el costo político de su ineficiencia. Muchos años después supimos la verdad.

En estos días, la inexplicada salida de Medina Mora, las filtraciones desde la UIF y la Fiscalía provocan, como desde hace tantos años, el fundado temor de que el aparato de justicia sigue siendo utilizado con criterios políticos.

La comisión técnica para la transición de la Procuraduría General de Justicia de Ciudad de México a fiscalía general lo dice bien en el documento que dio a conocer hace unos días: “La estructura fundacional del sistema de procuración e impartición de justicia no tuvo nada que ver con las tareas prototípicas de ese sistema: investigar, acusar, juzgar y sancionar a quienes cometen delitos.

Más bien, fue un sistema diseñado para administrar los grados de impunidad en función de las necesidades de legitimación y estabilidad del régimen.

Ello exigía que la institución funcionara con grandes márgenes de discreción y manipulación política y con una fuerte disciplina interna de la Policía Judicial (hoy, Policía de Investigación) y los ministerios públicos con la cabeza de la institución, la cual, a su vez, estaba disciplinada con los intereses del Ejecutivo en turno.

Asimismo, dicho aparato coactivo requería de un Poder Judicial débil y obediente que simple y llanamente se dedicara a avalar las acusaciones del Ministerio Público sin ningún tipo de control o fiscalización a sus métodos de investigación ni a la calidad de su evidencia”.

Eso es lo que debería terminarse. Ayer la procuradora de CdMx dijo que en esas están. Digo yo: empecemos por los otros violentados por el mismo caso y por cumplir a cabalidad la recomendación en el caso de Lorena.

@puigcarlos

Fuente: Milenio

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