Desaparición de poderes en Tamaulipas
MARÍA DORIS HERNÁNDEZ OCHOA
En los últimos días se ha presentado un tema por demás polémico, respecto a la iniciativa de senadores de Morena que abogarán por la desaparición de los poderes políticos locales en dos estados del país, uno de ellos el nuestro. De inmediato se levantó un casi clamor condenando esa posición senatorial, validada por columnistas y personas apartidistas que califican esa proposición como fuera de lugar. El argumento de los senadores: que existe ingobernalidad, y otros que parecen sacados de la caja de un mago por lo artificiosos. En Tamaulipas ha habido desaparición de poderes, ciertamente, prevaleciendo en esa ocasión una trama artificial contra quien ocupaba la gubernatura, Hugo Pedro González, seguidor del portesgilismo, movimiento político que sostenía quien fuera gobernador, Emilio Portes Gil, desaprobado por el Presidente Miguel Alemán, quien en su gira por el voto en 1946 declaró que “acabaría con el portesgilismo en Tamaulipas” . Una vez en la presidencia, Miguel Alemán empezó a crear un ambiente de agitación totalmente artificial para tener un motivo y pragmáticamente “ordenar” lo que se había propuesto: la desaparición de los poderes; se fabricó un movimiento armado en Llera orquestado por Raúl Gárate que produjo varios muertos. También se agitó a la clase trabajadora para que planteara huelgas en el periódico local “El Mundo”, ya desaparecido. Apareció en la prensa nacional que no les pagaban a los maestros federales y que se les reducía su sueldo, lo que desmintieron los dirigentes de ellos; también que los transportistas de Tampico y Nuevo Laredo acusaban al gobernador de no atender sus problemas, que el hermano del gobernador defendía a un narcotraficante. Lo que vino a abonar ese proyecto del presidente Alemán fue el asesinato del director de “El Mundo”, Vicente Villasaña, en un hotel de Cd. Victoria, cometido por un jefe policíaco en estado de ebriedad y por motivos pasionales. El decreto por la desaparición de poderes en Tamaulipas se publicó el 9 de abril de 1947. Los motivos muy personales del presidente Alemán de su odio “jarocho” contra Portes Gil se los guardó. Las circunstancias de un Tamaulipas de control político monopólico y antidemocrático son muy diferentes al de ahora.