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DENIGRANDO EL OFICIO DE LA PALABRA / LA HORA DE TODOS

Por: Víctor Contreras

CARTA URGENTE:
DENIGRANDO EL OFICIO DE LA PALABRA
Entre el Respeto y el Temor, o la denigrante
cultura del chantaje y la extorsión

El periodismo no es insulto ni difamación y menos escribir y responder con las vísceras.
Y tampoco es mordaza ni censura.
El periodista no es, ni debe ser racista, ni discriminatorio, y menos ofensivo e insultativo.
La libertad de expresión es mucho más que el respeto por el ser humano y sus derechos, es un homenaje a la defensa y al respeto por quien tiene la razón y se aproxima a la verdad y además, tiene la valentía de decir: su verdad.
Nuestro instrumento de trabajo en este ejercicio de esta sagrada libertad, es la palabra.
Y la palabra no es mala, sino la intención con que se escribe, se entona o se aplica y, su respectiva connotación.
Lo importante de quien escribe es que lo haga con respeto y, existe un maravilloso mundo inimaginable de palabras para explicar, escribir y pronunciar los pensamientos y, no ofender ni insultar ni vilipendiar y ni menos agraviar.
Quienes nos dedicamos al fascinante mundo del periodismo solemos confundir los conceptos de Temor y Respeto.
Cuando tenemos un medio o un foro, lo convertimos en Temor y no en respeto.
Cuando no tenemos Foro ni espacio, se acaba el Temor y también el respeto.
Cuando debe existir con o sin espacio, solo el Respeto, nunca el temor.
Y lo cruel de este oficio no es el juicio a priori o a posteriori de los lectores, sino el de los hijos cuando lean nuestros textos y se pregunten: ¿Así escribía mi padre? ¿Confundía la libertad de expresión con libertad de agresión? ¿No había diferencia entre Temor y el Respeto?
¿Mi padre vivía o ejercía el denigrante oficio del chantaje y la extorsión?
Al respecto, quiero citar unos comentarios que hicieron algunos lectores luego de leer la columna “Cuadrante Político” del analista político Fernando Acuña Piñeiro, titulada:
“SE LE CAE AL GUASÓN LA GUBERNATURA:
AHORA BUSCARÁ NEGOCIAR SU DERROTA”
y publicada el 26 de agosto en el periódico El Diario de Ciudad Victoria.. He aquí:
Ángel Roberto Pérez Trujillo: Un punto de vista muy propio… del señor… Pero no de mi agrado. Regina Cervantes: Este reportaje se hizo con saña. Johnny García: Pienso que es un análisis y un punto de vista muy personal… Sixto Santiago Torres Nava: Por desgracia ya nadie cree en periodistas de la política, solo buscan el billete… Final del formularioMiguel Franco: Se ve que el que escribió esta nota quiere billetes.
Los lectores opinan cruelmente sobre nuestro oficio que hemos denigrado sin misericordia.
El señor Acuña, plantea que a “Héctor Garza González, supuesto Oficial Mayor de la SEP, se le cayó la gubernatura y negocia su derrota”.
Quien tenga dos dedos de frente sabe que el proceso formal de la sucesión a la gubernatura todavía no inicia. ¿Cómo se puede caer algo que todavía no se tiene?
¿No es una contradicción? Pero, ¿cuál derrota? Si, no había competencia.
El Oficial Mayor de la SEP, ni anunció la visita del Presidente López Obrador a esta Ciudad Victoria, y fueron otros los personajes involucrados.
Efectivamente, renunció Arturo Vázquez Córdova, pero no por culpa de Héctor Garza, sino por su impericia y falta de oficio político.
Con un estilo literario y poético, lo interesante del análisis del columnista, y con una mezcla de filosofía, teología, y adornado de escatología, decreta, como si fuera el poderoso divino, el destino político de Héctor Garza, y que sus supuestos protectores, “ya lo dejaron solo” y además que se cayó de la gracia de El Peje.
Que nos adivine el futuro del gobernador Cabeza de Vaca, ¿Podrá?
No conoce ni tiene la fuente de información cercana ni oficial, ni la declaración para afirmar tal pifia.
Sus comentarios están teñidos de amargura, coraje, rencor, y nada de objetividad.
Sin aportar documentos ni cifras, lo acusa de gastar dinero que no comprobó y que por tal motivo Morena pudo haber perdido el registro en la entidad.
Hasta aquí sus datos publicados, sin fundamento, sin análisis, sin objetividad.
En anteriores columnas, ha publicado con seguridad que el Oficial Mayor de la SEP, es proveedor del gobierno del Estado. Y me pregunto, ¿por qué no presenta pruebas? ¿No cree Usted, don Fernando, que está cometiendo una difamación?

LENGUA LARGA, COLA CORTA
Ahora pasemos a lo interesante: cuando Usted, –con una inteligencia fuera de serie (dad), con una cultura basta e infinita–, insulta y agrede es libertad de expresión, pero cuando le reviran, entonces se convierte en una ofensa a su libertad de agresión.
Para acusar o afirmar, y en su caso señalar “con la lengua larga, como la suya, hay que tener la cola corta”.
Y usted tiene, además de la Lengua larga, una Cola muy larga.
Quiero advertirle, que está usted en todo su derecho de sacar todas sus vísceras. A esto me expongo.
Soy enemigo de polemizar o debatir en público y menos con los compañeros de oficio. Nadie gana y todos pierden.
Sin embargo, en el mes de abril, cuando Usted en una sus columnas ofendió al valor familia, al valor mujer, hermana, hija, compañera, madre, al publicar dos líneas “impublicables” insultantes y ofensivas sobre la presidenta estatal del PRI Yalheel Abdalá Carmona, se justificó argumentando ante la ofendida que fue por su estilo literario y periodístico.
El apoyo del gremio le sirvió para que no continuara la demanda por el daño moral.
Y de esa manera ha insultado agraviado a muchos que no se atreven a desafiarlo, por no perder el diempo o para no darle importancia “a su nivel y altura de periodismo”.
Pero lo más grave es la confusión con que ejerce usted el oficio periodístico y lo justifica de necesario:
“La clase política del país, y en lo específico de nuestro estado, debe de entender, que los periodistas somos necesarios, para fortalecer la democracia…”
Y recordé cuando Usted tenía un enfermo grave en el Hospital del IMSS y necesitaba quién donara sangre y fuimos mis hermanos y un amigo para apoyarlo.
Y más tardó en reconocer a mi hermano, uno de los donadores, que hizo todo lo posible para que lo despidieran de su trabajo en la COMAPA, donde Usted ha cobrado 60 mil pesos mensuales durante los últimos 18 años, por el servicio de dos Pipas transportadoras de agua potable a las colonias sin el vital líquido.
Aunque sus camiones, siempre estaban en el taller, pero caían a su bolsillo los 60 mil mensuales.
Así agradeció la donación de sangre para ¿su señor Padre?
Recordé cuando a José Manuel “El Güero”, le llamó “El León de las finanzas”, cuando ocupaba el cargo de Tesorero del Estado en el sexenio de Eugenio Hernández. Y cuando éste ocupó la cartera de secretario de Educación, ¿le consiguió plaza a su esposa?
Y en sus momentos delirantes de poder, no recuerda ¿cuando también pretendía hacer alcalde a su hermano en el municipio de Llera?.
Y que obedecía “a pie juntillas” las órdenes de Mario Ruíz Pachuca para atacar al entonces alcalde de Reynosa, hoy gobernador del Estado y que con toda su gracia de analista, poeta del periodismo, todavía espera que le hagan un homenaje y un reconocimiento a su periodismo necesario para la democracia.
Recuerdo que una noche llegó Usted a la redacción de El Mercurio, desequilibrado emocionalmente con José Walle Juárez, en ese tiempo Director del Diario, periódico en el que usted escribe (o levanta falsos) y su razón era porque le habían censurado su valiosa y fenomenal, necesaria y enloquecedora columna.
Se publicó la columna, y el que esto escribe por poco perdía la chamba de Jefe de Redacción por la imprudencia de apoyar a quien creía, era un gran amigo y que con el paso del tiempo descubrí que con la mayoría de los colegas del gremio, también había entrado en conflicto. Las preguntas son: ¿con cuántos no se ha peleado? y a ¿cuántos no ha mordido la mano que le ha dado de comer?
Espero sus peores ataques, comentarios, falsos hacia mi persona, pero yo le suplico que ya no confunda las palabras respeto con temor y ya no siga denigrando este fascinante oficio del periodismo. ¡Hágalo por respeto a sus hijos!
Ah, y por cierto, debo de reconocer don Fernando, que me agradaba leer sus colimnas cuando no le entendia o era dificil adivinar el.nombre de la víctima o cliente.
Hasta aquí la Carta Urgente.

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