TEPECOACUILCO, México, 28 sep (Reuters) – Al lado de una tranquila carretera en el suroeste de México, rodeada de campos y flores silvestres, investigadores peinan un vertedero de basura en busca de rastros de 43 estudiantes de magisterio, cuya desaparición ha pesado sobre el país desde hace cinco años.
Usando guantes y máscaras quirúrgicas, un grupo de personas observa mientras una excavadora extrae montones de tierra, con coloridos pedazos de basura brillando al sol, en un esfuerzo del nuevo Gobierno mexicano por descubrir lo que sucedió con los estudiantes.
Soldados armados con fusiles vigilan dispersos por el sitio, cubierto en gran parte de árboles y arbustos. Una cinta amarilla de precaución y una cerca de alambre de púas impiden que los curiosos se acerquen más allá de las puertas de ingreso.
El vertedero es uno de los últimos frentes en una búsqueda que ha producido más preguntas que respuestas desde que los estudiantes de la escuela rural de Ayotzinapa desaparecieron la noche del 26 de septiembre de 2014, cimbrando la administración del entonces presidente, Enrique Peña Nieto.
El gobierno no ha dado detalles hasta ahora sobre lo que se ha encontrado en el sitio, pero después de recorrer senderos de tierra fangosa con una máscara quirúrgica, el subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas, insinuó el viernes que podría ser significativo.
“Sí, ya se dieron cuenta, es un punto importante, es muy importante”, afirmó el funcionario mientras subía a su automóvil, sin dar más detalles.
La población en México se ha acostumbrado a los falsos comienzos y callejones sin salida. De hecho, las autoridades dijeron la semana pasada que la investigación había estado tan plagada de errores que prácticamente comenzarían desde cero.
Ubicado en Tepecoacuilco, a pocos kilómetros de la ciudad Iguala, donde los estudiantes fueron secuestrados, el vertedero es uno de los muchos sitios donde las autoridades han buscado en las últimas semanas.
Según la administración de Peña Nieto, la banda local de narcotraficantes “Guerreros Unidos” confundió a los estudiantes con miembros de un grupo rival, los mató, incineró sus cuerpos en otro vertedero cercano y arrojó sus restos a un río.
Sin embargo, los restos de solo uno de los 43 estudiantes fueron identificados definitivamente. Un grupo de expertos independientes luego encontró varias inconsistencias en la versión oficial de los hechos presentada en 2015.
En el poblado cercano Huitzuco, otro sitio parte de la nueva investigación, Marco Moyo dijo que se sentía alentado de ver a los investigadores tomar nuevas direcciones en la búsqueda.
“Es interesante que busquen en lugares diferentes donde anteriormente no habían buscado”, dijo Moyo, un estudiante de 30 años. “Probablemente pudieran encontrar pistas diferentes”, agregó.
Sin embargo, dijo que siente que el enojo por la desaparición de los estudiantes se desvanece con cada año que pasa. Y tales desapariciones se han vuelto tan comunes en México que muchos otros casos se añaden cada día.
“Son demasiados”, dijo Moyo. “La autoridad no se da tiempo a investigarlos y tampoco hay interés en investigarlos”.
Fuente: Reuters