Columnas

Una cosa es saber y otra bien distinta es saber enseñar.

RAUL NAVA GUTIÉRREZ

Para ser director técnico necesito un título y varios títulos ganados para ser un buen director técnico

Bien por la Femexfut, por poner al frente de la selección Sub-20 para competir en los Juegos Panamericanos a Jaime Lozano. De basta experiencia y con un campeonato Mundial ganado, precisamente en Perú en el 2005. Mal por la Femexfut por dejar a la poderosa selección femenil mexicana, la mejor de la competencia (Juegos Panamericanos Perú), en manos de la familia Cuéllar que en largos años de dictadura no ha conseguido nada que justifique su permanencia al frente de dicho grupo.

El clásico machismo mexicano, teniendo a Eva Espejo, directora técnica de las Tusas de Pachuca, que ya ha probado las mieles de la victoria al coronar a sus tuzas en la Liga MX y con un subcampeonato en 2017, que fuera galardonada por Concacaf como la mejor Directora Técnica de la zona, siendo la tercera en conquistar este logro, ya que en 2015 fue para Jill Ellis de Estados Unidos y, la segunda para Amelia Valverde de Costa Rica, mientras que los Cuéllar lo único que han ganado es la permanencia al frente del equipo que pareciera pertenece a la familia.

Todo lo contrario ocurre con el equipo varonil Sub-20, que con un inicio desafortunado empatando con Panamá, han tenido arrestos para sobreponerse, venciendo consecutivamente a Argentina (este juego con 10 jugadores) y al tercer lugar Mundial, Ecuador, para avanzar a semifinales. Contrario al equipo femenil, que cuenta con sus 10 jugadoras internacionales, a la varonil no le fueron concedidos los servicios de Roberto de la Rosa del Pachuca; Gerardo Aguirre del Santos (los goleadores del grupo), ni a César Montes del Monterrey, Alvarado del Cruz azul, Vargas del América ni Diego Lainez del Betis, lo bueno es que hay un buen director técnico para disimular esas importantes ausencias.

Al cerrar la jornada tres del Apertura MX 2019, los equipos marchan así… 1 Santos, 2 Querétaro, 3 América, 4 Pumas, 5 Tigres, 6 Atlas, 7 Necaxa, 8 León, 9 Tijuana, 10 Chivas, 11 San Luis, 12 Monterrey, 13 Morelia, 14 Juárez, 15 Cruz Azul, 16 Puebla, 17 Pachuca, 18 Toluca, 19 Veracruz… Es tan joven el Apertura 2019, que, aunque hemos visto grandes juegos, no nos es suficiente como para formarnos un criterio eficaz. Por ejemplo, ¿Quién podría imaginar ver al Toluca en el penúltimo lugar? O al Pachuca en la posición 17 y, lo hundido que se vería el Monterrey de no haberle ganado al León, después de remontar un marcador de 0-2.

¿Acaso piensan ustedes que esta importantísima victoria sobre el León marca el repunte de los Rayados? No lo sé, tal vez después del partido siguiente en el que visiten a Monarcas podamos tener un semblanza de lo que podemos esperar del Monterrey. La premura del torneo nos presenta al León en la octava posición, lo cual no es normal pero, bien sabemos que nuestro sistema de competencia está diseñado para que los mediocres no se hundan más en su mediocridad, y, si ellos logran salir adelante, en tres o cuatro juegos, el León parecerá inalcanzable.

Aún nos falta tiempo para poder calificar a San Luis que en dos juegos perdió con Pumas y venció al Monterrey los dos en su estadio «Alfonso Lastras» para descansar en esta última jornada. Juárez, que a decir verdad me ha entusiasmado, para su mala fortuna inició con dos visitas, perdiendo con Atlas y con Santos, que iniciaron bien, pero en su último juego, realizado en su estadio «Benito Juárez», no sólo derrotaron al Toluca, sino que lo hicieron con propiedad dejando un grato sabor justificando el entusiasmo de su público, dándonos la idea de que en su casa serán un hueso muy difícil de roer.

El Toluca es el clásico caso del equipo dirigido por un amigo de todos los comentaristas, el mejor de todos los técnicos, que como reza el dogmatismo, no necesita demostrar con triunfos su bondad. ¡Ah!

Ripostarán más de cuatro, ahí está de nuevo este con su mentado dogmatismo, pues sí, debo de creer que es el mejor aunque en 30 años de mover el abanico, no haya ganado más que un solo título… ¡Aaahh! Pero a cuántos jugadores jóvenes ha hecho… ¡Ja! Como si fuera Dios. A los buenos jugadores no los hace nadie, así, este abusadillo entrenador encuentra la forma de justificar su falta de capacidad para ganar campeonatos. Debutando tres o cuatro muchachos por temporada, esperando que uno cuaje.

Vean ustedes a un triunfador, el Tuca Ferreti, ¿a cuántos muchachos debuta por año? La prioridad de los equipos es ganar títulos, el producir jugadores no es más que una consecuencia de existir y, en todo caso, los jugadores que van apareciendo, son resultado del trabajo de los formadores, mientras que al Director técnico se le contrata para ganar trofeos y, desde ese punto de vista, el que más palmarés tenga, es el mejor y, no aquel que los comentaristas por compromiso encumbren como lo máximo.

Hasta pronto amigo.

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