Columnas

La elección del PRI, ¿a hacer el ridículo?

CRISTINA GÓMEZ

espués de la elección de diputados locales, MILENIO Tamaulipas publicó que en 15 años, el PRI ha perdido casi medio millón de votos en el estado.

El pasado 2 de junio, el tricolor consiguió apenas 1 de cada 10 sufragios emitidos en las urnas. Perdió en los 22 distritos y tendrá que conformarse con algunas curules plurinominales.

Y así, arrastrando los peores resultados de su historia, el tricolor va este domingo a la elección de su dirigencia nacional. ¿Qué puede aportar Tamaulipas a esa causa partidista?

En Tampico habrá 22 mesas receptoras del voto tricolor y se estima que acudan 120 personas por cada una de estas; es decir, 2 mil 640 votos.

Nada comparado con un padrón de alrededor de 35 mil militantes, que desde el 2016 se ha venido desinflando.

La clase priista reconoce que a nadie le interesa esta elección interna. A lo mucho estiman reunir 30 mil votos en todo el estado, de un padrón de cerca de 339 mil.

A nivel local se prevé un proceso interno aún más desairado, pues no hay ni presidente, ni secretario general.

La presidencia del partido está acéfala desde la renuncia de Roberto González Barba; ya desde ahí empezamos mal porque no hay un liderazgo que mueva a la militancia, o por lo menos que le dé un pellizco para despertarla. El delegado del partido, Carlos de los Reyes, no genera expectativa alguna, no tiene poder de convocatoria.

Después de esta elección nacional viene el relevo estatal y, por increíble que parezca, hay apuntados. Luego vendrán los cambios a nivel municipal. El propio exdirigente local del PRI ha dicho que en Tampico votarán a lo mucho 2 mil personas, y se está yendo alto.

A nivel estado, entre 13 mil y 18 mil. Para darse una idea, en Tampico el PRI obtuvo apenas 5 mil 162 votos en sus dos distritos en el pasado proceso electoral del 2 de junio.

Los propios priistas apuestan a que el proceso interno será desairado por la militancia, y no harán más que el soberano ridículo. Y es que el partido no convence ni a sus propios miembros; pero hay que reconocerle cierta valentía al exponerse a la que puede ser su peor elección.

Fuente: Milenio

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