En casa del empresario Alberto Baillères, el presidente Andrés Manuel López Obrador se reunió en días recientes con 10 de los líderes de negocios más importantes, entre ellos al menos cuatro de los que integran el top ten de los multimillonarios más ricos de México: Carlos Slim, Antonio del Valle, Germán Larrea y el propio Baillères. Todos ratificaron su intención de mantener inversiones en el país, dijo el mandatario.
Defendió el desempeño de la economía en el segundo trimestre y aseguró que la reducción en el ritmo de crecimiento es un fenómeno recurrente en los primeros trimestres de los cuatro sexenios recientes.
Señaló que hay confianza y buena relación con el sector empresarial e indicó que en la reunión con los empresarios hablaron del país y de cómo ayudar todos a sacar adelante a México; nadie habló de que van a invertir en otros países porque no hay condiciones aquí.
Explicó que hace unos días, en una comida en casa de Baillères –presidente de Grupo Bal, quien encabeza compañías del sector comercio, seguros y finanzas, con una riqueza valuada en 7 mil 400 millones de dólares, de acuerdo con la lista de la revista Forbes–, habló con él acerca de los contratos petroleros que tiene en puerta para extraer crudo con una de sus empresas. O sea, es muy buena la relación, pero se insiste y se insiste en que está mal la relación.
También asistió a esa reunión Larrea, segundo hombre más rico del país, con un capital de 13 mil 300 millones de dólares y presidente de Grupo México, que, entre otros giros, opera distintas minas.
En medio de constantes denuncias de mineros por despidos y afectaciones al medio ambiente por las empresas de Larrea, la semana pasada el mandatario anunció el inicio de mesas de negociación para resolver las huelgas en tres minas, que llevan más 12 años.
Además de mencionar a Antonio del Valle –presidente de Grupo Kaluz y líder del Consejo Mexicano de Negocios, quien posee una riqueza de 3 mil 200 millones de dólares– y a Daniel Servitje, otro de los principales empresarios del país, López Obrador hizo énfasis en su encuentro con Carlos Slim, con quien también se reunió en privado el miércoles en Palacio Nacional.
El presidente de Grupo Carso, una de las personas más ricas del mundo, también ratificó su intención de seguir invirtiendo en México y relató a López Obrador que su padre, Julian Slim Haddad, mantuvo su negocio en el centro de la Ciudad de México a pesar de la violencia que desató la segunda etapa de la Revolución Mexicana, entre 1913 y 1915.
En el contexto de la difusión de las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Geografía que ratificaron la desaceleración de la economía –como la definió la Secretaría de Hacienda–, el mandatario intensificó sus encuentros con la iniciativa privada y el miércoles se reunió también con Carlos Salazar, presidente del Consejo Coordinador Empresarial.
Hay condiciones inmejorables para impulsar el crecimiento con la participación del sector público, del sector privado y del sector social, subrayó el jefe del Ejecutivo federal.
Luego de insistir en que no se cumplió el pronóstico de los economistas sobre el inicio de una recesión, recalcó que ahora viene el que podamos crecer a 2 por ciento a finales de año.
De acuerdo con las estadísticas que presentó el mandatario en su conferencia de prensa, sólo con Felipe Calderón hubo un aumento del producto interno bruto en sus primeros dos trimestres, pero después hubo un derrumbe, mientras con Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Enrique Peña Nieto se registraron descensos en al menos uno de los dos primeros trimestres.
Fuente: La Jornada