Columnas

Calderón muerde el anzuelo

Javier Roldán Dávila 
La insoslayable brevedad

El verdugo también se puede justificar con un: haiga sido como haiga sido

El hablar pausado del presidente López no significa que sea torpe, al contrario, tiene un olfato muy fino para el cálculo político, o como él mismo dijo: no es tonto, es colmilludo.

Enrique Peña Nieto lo está comprobando: se anduvo exhibiendo como un playboy (que en realidad era una burla al respetable), hasta que un par de calambres por interpósitas personas, hicieron que le bajara unas ‘rayitas’ a su frivolidad.

Pero como nadie experimenta en cabeza ajena, todo indica que Felipe Calderón va por el mismo caminito que el mexiquense, necesitará un par de ‘amansalocos’ para que se calme.

Si el tabasqueño le da sus arrimones en la mañanera, aunque luego le pida disculpas, es porque algo se trae entre manos que de seguro hará que cierre el pico.

Salinas y Zedillo han guardado distancia y no se enganchan, Peña, por primera vez en su vida, ya entendió y puso pies en polvorosa, a Fox el SAT se encargará de apaciguarlo, sólo el michoacano sigue ‘muy girito’ y hasta habla de buscar una diputación en el 2021.

Nadie duda que don Felipillo sea bueno argumentando, lo cual le permite defenderse, pero no debe perder de vista que tuvo colaboradores altamente radioactivos que lo pueden contaminar. Genaro García Luna y Patricia Flores Elizondo son dos sonados ejemplos.

Muy buen abogado, pero no le queda claro que el cargo de Tlatoani no es vitalicio.

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