Columnas

Dilema y futuro de Morena

Por: Carlos Puig

En días recientes un tercero ha entrado a la disputa por dirigir el partido en el poder. Mario Delgado, hasta hoy coordinador de los diputados de Morena, tiene por lo pronto como adversarios interesados en la misma posición a la actual líder del partido, Yeidckol Polevnsky y a Bertha Luján, hace mucho cercana colaboradora y amiga de Andrés Manuel López Obrador.

Hemos escrito mucho sobre el desastre de los partidos de oposición, de su virtual inexistencia frente a los resultados de hace un año y la conformación del nuevo gobierno, pero el futuro próximo del país tiene mucho más que ver con Morena y cómo se constituye en un verdadero partido más allá de López Obrador.

En 2021 se renovará la Cámara de Diputados, se elegirán 13 gobernadores (o 14, según acabe el lío de Baja California), congresos estatales y cientos y cientos de alcaldías. El futuro de Morena depende cómo se transforman de movimiento aglutinado alrededor de un líder a partido.

Algunos de los que están en las filas morenistas vivieron algo similar cuando después de las elecciones de 1988 tuvieron que, de un movimiento alrededor de un hombre, el ingeniero Cárdenas, crear un partido: el PRD. Salvo que fue el propio Cárdenas su líder y quien, junto con los cercanos, tomaba las decisiones. Eso no está claro con Morena y el Presidente.

Las reacciones al bonillazo de morenistas y el bonillazo mismo dejan algunas cosas claras. No solo eso: la falta de estructura territorial en el país, que tiene que ver con López Obrador más que con el partido —de ahí la obsesión de tenerlo en la boleta en dos años—, y, como todo partido poderoso, las filas de hombres y mujeres que hoy corren a abandonar su pasado y se han descubierto devotos morenistas, harto priista en los estados, en esas filas.

Y por supuesto, como siempre, las tempranas ambiciones de algunos por estar en la boleta en 2024. Entre otras cosas, Morena deberá decidir si serán un partido o una secta, y deberían el más reciente texto de Andrew Sullivan en la revista New York sobre Trump y los republicanos que dice, entre otras cosas: “Las sectas garantizan la unanimidad, expulsan a los disidentes y se sellan a sí mismas de la información externa”. 

@puigcarlos

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