Nuestra crisis de identidad
Carlos Puig
Ayer en Botepronto conversamos Nacho Marván y yo con Carlos Heredia.
Carlos lleva, literalmente, observando, estudiando, trabajando el asunto migratorio. Dijo en programa algo que creo que hay que pensar mucho —y hacer algo— para los próximos años mexicanos: Donald Trump y la decisión del gobierno de Andrés Manuel López Obrador respecto a la migración centroamericana nos ha provocado una crisis de conciencia, una crisis de identidad.
Por años, por décadas hemos exigido al gobierno estadunidense un trato digno a los mexicanos que llegaron al otro lado sin documentos. Hemos cabildeado, invertido en ayuda legal, trabajado con gobiernos y congresos estadunidenses. Hemos celebrado sus remesas y hemos creado programas alrededor de ese dinero en las comunidades receptoras.
Como ya lo he escrito aquí, seguimos siendo los mexicanos la nacionalidad que más se pasa al otro lado sin documentos —y muchos con documentos temporales—. Para ellos, para todos, pedimos trato digno. Somos un país de ciudadanos que migran.
Hoy, las encuestas, las conversaciones, las acciones de muchos dicen que no estamos dispuestos a ofrecer lo mismo a centroamericanos, africanos o árabes que quieren pasar por el país o quedarse. Aquí estamos, en eso nos estamos convirtiendo. Y el cambio no será cosa sencilla.
El actual gobierno tiene un discurso sobre la migración —más allá de sus acciones concretas por la reciente crisis— en la que, como López Obrador lo ha dicho varias veces, la migración es algo no deseado.
Su objetivo, ha dicho el Presidente, es que nadie tenga que migrar de sus lugares de origen. Sin negar, menos ahora frente al éxodo, no migración centroamericana, que una buena proporción de los migrantes recientes son por necesidad, pero muchos no. Migrar, moverse de un lugar a otro, es también una ambición, una forma de conocimiento, una manera de encontrarse con otros, diferentes, con el otro.
La migración es un fenómeno tan viejo como el ser humano. Eso lo saben nuestros compatriotas que viven hace años en Estados Unidos. Ahora, lo tendremos que aprender nosotros. Ver al otro. Abrazar al otro, integrar al otro.
Todo eso que hoy no estamos haciendo y nos tiene en las portadas de los diarios del mundo.
@puigcarlos