Pavel es un migrante de Rusia que espera su cita de asilo en Matamoros junto con su familia. Habla de varios antecedentes en su país como sueldos bajos, un régimen restrictivo y persecución religiosa que lo llevaron a decidir a aplicar por asilo en los Estados Unidos.
Pavel dice que muchos negocios en Rusia, incluyendo el suyo, fueron afectados gravemente por la recesión mundial en el 2008. “Mi negocio quebró. Muchos otros negocios también. Después de eso empecé a buscar otro lugar para vivir en otro país”. Poco después intentó por primera vez irse del país, pero fue detenido por oficiales del gobierno de Rusia. “Intentamos tomar un vuelo, pero no me lo dieron. Me pararon”.
Régimen restrictivo
La crisis económica no fue lo único que lo impulsó a tomar su decisión. “Familias que viven de diferente manera que los demás, el gobierno las busca. Si tienes muchos hijos, no es bueno…si no vas a la iglesia ortodoxa, no es bueno”. Quiso practicar su Cristiandad y tener una familia grande. Su decisión de irse se incrementó cuando oficiales del gobierno lo visitaron en su casa. «Hace un año y medio me fui de mi país porque el gobierno llegó a mi casa por primera vez en mi vida».
«Me hicieron muchas preguntas acerca de mi vida, de mis hijos, de mi religión, de todo. Yo sabía que, si te visita el gobierno, te anotan y hacen lo que quieren contigo. Alguien les habló acerca de mí. Si el gobierno local llega a tu casa, pueden hacer lo que quieran contigo. Ya sabía de esto. Llega el gobierno y te quitan tus hijos, meten a gente a la cárcel”.
Empieza su travesía
Para evitar oficiales del gobierno en vez de tomar un vuelo, viajó por carretera, huyendo por la frontera entre Bielorrusia y Rusia, donde hay mínima inspección de automóviles. De ahí viajó por Ucrania, Turquía, e Israel hasta por fin parar en Egipto. Aquí empezó a trabajar en un hotel.
“Cuando viví en Egipto por diez meses, buscaba información acerca de mi país y fue ahí cuando entendí por qué tuve que irme. Después de haberme ido, vi más problemas en Rusia. Rusia cerró una organización de religión y había una crisis de terrorismo”.
Aterriza en Matamoros
Después de diez meses decidió llevar a su esposa y tres hijos a México para pedir asilo en los Estados Unidos desde aquí en Matamoros. Él y su familia primero aterrizaron en Cancún, donde le robaron su tarjeta de crédito, y con el tiempo llegaron a Matamoros. Sin embargo, aún había más obstáculos que vencer.
El volumen de migrantes pidiendo asilo los ha puesto al final de una fila muy larga y las barreras de lenguaje perjudican su habilidad de conseguir información acerca de su estatus migratorio. “Intenté cruzar el puente. Me dijeron que regresara a México y esperara ahí. Le di mis documentos a un oficial estadounidense y me dice, «tenemos muchas personas ahorita, así que va a tener que esperar». «Les pregunté cuánto tardaría. Me dicen que no saben”. “Para nosotros es difícil aquí porque no hablamos el español. Aquí en el Centro de Migrantes solo un hombre habla inglés y a veces no está aquí”.
Aún así, Pavel dice que tomó la decisión correcta al pensar en la posibilidad de libertad que los Estados Unidos ofrece. “Podemos escoger lo que queremos para nuestra familia y podemos hacer una buena vida con buenas personas alrededor de nosotros y una buena vivienda. Podemos ayudar más y somos felices al ayudar a los demás”.
«Creo que México es un país muy bonito. Matamoros es mejor y más seguro que Rusia.”
Fuente: El Bravo
