Columnas

Elecciones con poquitos y las maromas del PAN

Joaquín López Doriga

Me valen, es gente que no conozco y que no me conoce Florestán

Las elecciones del domingo fueron las primeras en la era de la 4T y en el resultado de las gubernaturas de Baja California y Puebla, pesó el factor López Obrador, aunque no en el tema de la participación, 33 por ciento en promedio, estuvo por debajo de una elección federal intermedia y muy lejos del 63 por ciento de la presidencial de 2018.

Los resultados ya se conocen, no hubo mayor problema, el proceso se desarrolló en paz y sin violencia, pero insisto, con pocos votantes, y desgloso porcentajes de participación: Quintana Roo, 22 por ciento; Baja California, 29; Puebla, 33; Aguascalientes, 38; Tamaulipas 32 y Durango, el más alto, con 44 por ciento de votantes, el doble, por ejemplo, que en Quintana Roo.

El gran derrotado, aunque sus dirigentes digan lo contrario, fue el PAN, arrasado en su histórico bastión de Baja California, que conquistó en 1989 y perdió el domingo, con todo el Congreso y los municipios, y la extraordinaria de Puebla. De no ser por el Congreso de Tamaulipas, donde se llevó todo, y Durango con la mitad de los ayuntamientos por la gestión de sus respectivos gobernadores, Francisco Javier García Cabeza de Vaca y José Rosas Aispuro, el PAN fue el gran derrotado.

¡Ah! Pero su presidente, Marko Cortés, salió a celebrarlo el domingo: Con mucha alegría y satisfacción podemos decir que triunfamos en Aguascalientes, Durango, Quintana Roo y Tamaulipas.

¡De ese tamaño la maroma cuando perdió todo Baja California y Puebla, en Aguascalientes seis de 11 municipios y 12 de 15 curules en Quintana Roo…! Esa actitud retrata el actual momento del Partido Acción Nacional, cuyos dirigentes manipulan la realidad y quieren engañar al celebrar la derrota como victoria. Y después todos a correr. Porque ya no quedó nadie ni para jalar de la cadena.

Fuente: Milenio

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