En lo que se denominó un “operativo disuasivo” contra migrantes que intentan cruzar ilegalmente de México a los Estados Unidos, el Gobierno federal desplegó partidas militares que desde el domingo recorren la frontera entre Ciudad Juárez y El Paso.
Los militares no detienen a los migrantes que se topan en sus patrullajes, pero sí les piden sus identificaciones, toman datos, y si hay cerca de ellos elementos del grupo Beta del Instituto Nacional de Migración, se los entregan.
Mientras este operativo inició desde el domingo con la presencia de militares mexicanos en esta frontera de Ciudad Juárez, Chihuahua, nadie del Instituto Nacional de Migración ha informado oficialmente de qué se trata, y simplemente se han concretado de responder escuetamente que se trata de disuadir a los migrantes para que eviten cruzar por el Río Bravo hacia los Estados Unidos, ya que en estos momentos es más riesgoso, porque se han abierto las compuertas de desfogue y la creciente puede arrastrarlos.
Desde la semana pasada, se han visto a mujeres con sus hijos que se arriesgan a cruzar el río a nado.
Algunos medios de comunicación local han obtenido bastante material gráfico sobre la presencia y acción del Ejército mexicano en la frontera norte de México, casi con la misma intensidad que se desplegó en la frontera sur en Chiapas.
El Gobierno de Chihuahua reconoció que a petición y en colaboración con el Instituto Nacional de Migración, se han instalado retenes en el municipio de Jiménez, la entrada sur al estado de Chihuahua, donde han sido detenidos varios centenares de centroamericanos.
Estas acciones han merecido el reconocimiento del presidente estadounidense, Donald Trump.
