Boulevard Hidalgo
Por Oscar Díaz Salazar
El arquitecto victorense Felipe Quezada Pascual laboró en la administración municipal de Reynosa en la primera ocasión en la que fue presidente Oscar Luebbert Gutiérrez.
Quezada había ocupado cargos importantes en el gobierno estatal, siendo el más relevante la Secretaria Particular del Gobernador Emilio Martinez Manatou, un político de altos vuelos, que en un par de ocasiones tuvo la oportunidad de participar en el proceso de designación del candidato del PRI a la presidencia de la República, en los tiempos en que ganar la candidatura era lo mismo que conseguir la presidencia.
El arquitecto Quezada fue rescatado de la banca por Luebbert Gutiérrrez, quien le asignó un puesto por debajo de sus capacidades y ambiciones.
Entre las tareas encomendadas al Arquitecto Quezada estaba la supervisión de las obras de ampliación y remodelación del bulevar Hidalgo en el tramo de la calle Prexedis Balboa, conocido como “Línea del Gas”, al bordo del canal Rodhe, que es a la vez entrada del camino de acceso a la colonia “El Olmo”.
Mucho hay de cierto en el dicho popular que señala “la cabra jala pal monte” y así sucedió con el Arquitecto Quezada, que en la primera oportunidad le sugirió a su jefe, el presidente Oscar Luebbert, una serie de medidas de alto impacto político que serían de mucha utilidad para el proyecto de buscar la candidatura al gobierno de Tamaulipas, para el economista Luebbert Gutiérrez.
La respuesta de Oscar Luebbert, muy acorde a su personalidad fría y calculadora, fue la siguiente: Termina el bulevar Hidalgo, Quezada.
Es oportuno rescatar esa historia y retomar la lección implícita en la misma, ahora que tenemos a otro reynosense, y su grupo, con ambiciones y posibilidades, -más ambiciones que posibilidades-, de conseguir la candidatura del PAN a la presidencia de la República.
El Gobernador Cabeza, debe mantener la cabeza fría, para no dejar que la emoción, la ambición y la aspiración lo distraigan de cumplir con el contrato que tiene con los tamaulipecos. De la cabeza, de Cabeza, debe surgir el entendimiento y la sensatez para instruir a sus colaboradores para que no distraigan recursos ni tiempo en la construcción de una aspiración que puede ser válida y legítima, a condición de que no se construya con los recursos de los tamaulipecos.
Los funcionarios estatales deben dedicarse de tiempo completo a cumplir con las tareas que les fueron asignadas, las que son propias del cargo que desempeñan en el organigrama del gobierno de Tamaulipas. Desde el más encumbrado Secretario de despacho, hasta el más modesto afanador, deben aplicarse en atender bien su trabajo.
Cabeza de Vaca debe instruir a sus colaboradores para que arreglen el Bulevar Hidalgo; para que pavimenten las calles de las ciudades; que arreglen las carreteras; garanticen el suministro de agua potable y el manejo de las aguas residuales; ofrezcan buenos servicios de salud y educativos y para que regresen la paz, la tranquilidad y la seguridad a nuestra entidad.