Columnas

¿QUE HACER ANTE EL CRIMEN ORGANIZADO?

LETRA PÚBLICA

RODOLFO SALAZAR GONZÁLEZ

Un hombre descubrió una noche que en el jardín de su casa había alguien merodeando.
Asustado como es natural, habló a la policía, relató el problema y solicitó auxilio de una
patrulla. Los encargados de la policía le respondieron que en ese momento no había ninguna
disponible. Cinco minutos después volvió a hablar con la policía para decirles que acababa de
matar al intruso de un escopetazo. En un santiamén llegaron 3 patrullas, un helicóptero y 2
camiones de las televisoras que hay en el país y que no querían perderse el incidente. Los
agentes encontraron escondidos entre las matas a un conocido ladrón de casas y lo arrestaron.
El comandante, furioso llegó con el dueño de la casa y le pregunto: ¿No que lo había matado?.
Y el dueño, calmado, le respondió: ¿No que no tenían patrullas disponibles?.
Esta anécdota que les cuento a ustedes la tomé de un libro muy interesante que escribió
el criminólogo Rafael Ruíz Harrell, en donde hace una exposición que llama la atención y pone a
pensar porqué razón la sociedad civil está tan estresada, angustiada por el nivel de inseguridad
que se vive en la capital del país y que en cierta medida durante el sexenio de Vicente Fox se
amplió hacía todas las ciudades importantes de la república incluida nuestra ciudad y la zona
conurbada.
Hace cuatro sábados, a las diez y media de la mañana entró a mi celular una llamada
que provenía de un número privado. Contesté como acostumbro hacerlo cuando no sé quién es
el que llama. Mi sorpresa fue que mi interlocutor resultó ser un vulgar delincuente que según él
pretendía extorsionarme en virtud que tenía un contrato para privarme de la vida.
Curiosamente acababa yo de leer por esos días un libro del fiscal colombiano Raúl Arias, (Que
ahora precisamente está colaborando con el nuevo procurador de la república).
El libro de Raúl Arias indica que cuando se reciba una llamada de esta naturaleza trate
de mantener lo más posible la conversación con el delincuente para hacerlo que entre en un
estado de pánico llegando a pensar que se podría estar localizando el sitio desde donde está
hablando. Recomienda también en el caso de que él que recibe la llamada sea un hombre trate
de manejar el mismo lenguaje del delincuente, para que este sienta que se encontró con
alguien que pertenece a su misma «estirpe», y que por lo tanto puede perder el tiempo o
incluso puede resultar atrapado. Así lo hice, mientras duró la conversación con cuatro diferentes
personas que se turnaban el teléfono para insistir que mi persona había sido señalada por un
poderoso para ser eliminado.
Las conclusiones que saqué durante la conversación con estos delincuentes virtuales fue
que seguramente operaban desde alguna cárcel del estado o del país, y que algún
representante de ellos en esta ciudad, les había hecho llegar mi nombre, porque mi oficina está
en una zona importante del centro, por la que suele pasar un flujo numeroso de personas de
todas partes de la región. Siempre me llamaron Licenciado Rodolfo, nunca supieron decir mi
apellido y cometieron algunos errores relacionados con mi familia, lo que sirvió de base para
que yo pudiera tratar de involucrarlos en la conversación en donde yo era él que en un
momento dado manejara la circunstancia. El primero que me habló lo hizo con un acento propio
de las ciudades perdidas que hay en las inmediaciones del estado de México como puede ser
Netzahualcóyotl, o alguna colonia de Ecatepec, con un acento similar al que tiene aquel triste
delincuente Andrés Caletri que con palabras groseras desestabilizaban a las víctimas. Después
cuando lo aprendieron parecía un corderito. Cuando terminaba de hablar el que tenía acento
vulgar, entraba alguien quien decía ser el jefe con acento norteño, para después cederle el
teléfono a otra persona con acento sureño típico de la región como puede ser Yucatán y
Campeche.
De lo que si pude sacar la conclusión es que ésta personas sabían que no soy un hombre
de dinero, porque nunca me solicitaron una cantidad enorme. Hubo un momento de la
conversación en que el que hablaba como yucateco me preguntó que coche tenía y le dije que
tenía un vehículo americano «chueco» del año 90′ y me dijo «cuanto crees que te puedan dar
por él», le dije «algunos 7 mil pesos». Sin rubor alguno me dijo que: «algo, es algo» y que esa
cantidad servía para pagar los gastos que ellos ya habían invertido y que me perdonaban por

estar tan «fregado». Traté de sacarles el tema de que me dijeran quién los había mandado y les
mencioné varios nombres de personas que pudieran estar resentidos porque torpemente
consideren que mi trabajo editorial en este periódico no les permitió accesar al puesto policiaco
que pretendían llegar para manejar la zona según sus planes. Los delincuentes no aceptaron
ser enviados por las personas que yo les mencioné y de plano me colgaron.
Después me comuniqué con el delegado de la procuraduría, quien atento y tomando en
cuenta mi condición de abogado y notario me escuchó desde el principio y me confirmó que
estaban actuando estos delincuentes desde hace unos días en esta zona. La atención que me
ofreció el delegado de la procuraduría me hizo reconciliar en cierta medida con la esperanza de
que existen hombres que saben para que son las funciones públicas: Para servir, no para
servirse, como se acostumbra. Inmediatamente me contactó un comandante judicial de la
procuraduría, a quien tengo casi 30 años de conocer y he visto ha logrado conquistar un sitio
decoroso he importante dentro de la procuraduría estatal. Le informé quienes podrían ser los
interesados en hacerme pasar un mal rato. Todos de una forma tienen vinculación con el
servicio público y uno de ellos en especial a hecho público su malestar con mis colaboraciones
en este periódico.
Algunas veces los funcionarios públicos han dicho que los problemas que vive la sociedad
moderna no son responsabilidades tan solo del gobierno. Que la sociedad civil tiene que
participar para alcanzar la solución a esta problemática que vivimos. ¿Qué podemos hacer si la
razón de que los ciudadanos seamos impotentes se encuentra en el gobierno porque éste es
sordo, ciego e impermeable a las propuestas demandas y ofertas que les hacemos?. Usando la
policía solo para reprimir nunca para investigar.

E-mail.- notario177@msn.com

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