El Presidente y los periodistas
icen que Jorge Ramos es mejor periodista que ustedes. Yo no creo. Ustedes son prudentes. Si se pasan, ya saben lo que les pasa. Pero no soy yo, es la gente”. Las palabras las dirigió nuestro Presidente a los reporteros y anexas que lo acompañaban ayer en Palacio Nacional, un grupo heterogéneo que incluye a quienes hacen su trabajo dignamente, pero también al que lo llama sin pudores atleta keniano o el que dice que los periodistas se ponen en peligro para boicotearlo. Todo, claro, con el apoyo de los medios de gobierno, un par de los cuales transmiten las mañaneras en su insoportable completud. Aló, Presidente.
¿Incentiva la violencia contra los periodistas este tipo de salidas de tono? Sí, por varias razones. Primero, los antecedentes: llamar fifí y corrupta a la prensa como ha hecho Andrés Manuel López Obrador tantas veces no es un ejercicio de réplica o diálogo, un ejercicio democrático, y francamente da penita ajena ponerse a explicar por qué: es un ejercicio de bullying desde la investidura presidencial, con ese poder abrumador, y un buleador, sabemos, necesita y consigue siempre replicantes.
Enseguida, porque “gente”, como “pueblo”, no es un término neutral según cómo lo uses. Si lo acompañas de la palabra “prudentes” para elogiar a los que optaron por el propagandismo, y sobre todo si no lo acompañas de una condena clara de la violencia contra tus detractores, como no ha hecho el Presidente, lo que haces es esgrimir un “Fuenteovejuna, señor” que aumenta los riesgos de sufrir violencia en redes sociales, pero también real, a todos los que no vemos atletas kenianos y atentados suicidas de la prensa para desestabilizar a la utopía. Y es que sí, en este país mueren muchos periodistas, y sí, hay una violencia creciente en redes sociales, como dijo Beatriz Gutiérrez Muller.
Jorge Ramos, en efecto, evidenció a muchos. Al Presidente, sin duda, aunque en efecto es de celebrarse que haya optado por dialogar con él. Y sobre todo a muchos colegas. Pero ojo: me refiero, otra vez, a los colegas que ha optado por la “prudencia”.
Varios columnistas y tuiteros usaron la afortunada intervención de Ramos para decir que eso es lo que tendríamos que hacer los otros críticos del régimen: madrugar e ir a levantar la mano a Palacio. No es así. Son necesarios, claro, reporteros incisivos, firmes, informados, que le den un valor real a ese performance cotidiano: que contrarresten su naturaleza propagandística.
Pero eso no significa que la totalidad de quienes escribimos tengamos que someternos a ese ritual. Lejos de ello, no debemos olvidar que el pensamiento crítico, y el periodismo crítico que es una de sus formas más necesarias, se ejerce de mil maneras y en libertad, no necesariamente conforme a los rituales impuestos desde Presidencia. Eso también da penita tener que explicarlo.
@juliopatan09