UN LUCAS ALAMÁN MODERNO Y GLOBALIZADOR
RODOLFO SALAZAR GONZALEZ
Enrique Krauze es un intelectual neoliberal, se inicia en el mundo de la cultura y las
letras en una apasionada relación de alumno a la manera de Platón con Octavio Paz de quien
recibe no tan solo su apoyo y confianza, sino también la enorme fortuna cultural que
representaba el acervo inmenso de la influencia que Paz tenía en el mundo y sus conexiones
con los barones de los medios y del poder económico.
Octavio Paz fue, no hay duda, un intelectual del que los mexicanos debemos sentirnos
orgulloso y manifestarle respeto, porque Merced a su trabajo escritural logró alternar y superar
a gigantes de la literatura, la poesía y el ensayo en todo el mundo.
Fue Paz al mismo tiempo que André Malraux (autor de la condición humana) un intelectual
comprometido con las causas libertarias y con los mitos de las culturas misteriosas y milenarias;
los dos vivieron por largas temporadas en lugares llenos de secretos, Paz en la India Malroux en
Vietnam (antes Indochina).
Sin embargo la brillante capacidad de estos dos montañas de la inteligencia sé fue
disminuyendo en la medida en que eran seducidos por el poder absoluto de la autoridad y el
dinero.
El francés fue objeto de una intensa campaña denostativa que intelectual alguno haya
recibido por parte de su pares, cuando aceptó ser ministro de cultura con el presidente francés
Charles De Gaulle; con el mexicano sucedió lo mismo cuando recibió de Gustavo Díaz Ordaz la
embajada en la India, a la que renunció cuando ocurrió la represión del 2 de Octubre.
Fuera del estado Octavio Paz buscó una trinchera en la cual pudiera seguir ejerciendo con
su capacidad intelectual el poder en la opinión internacional. Se asoció con Julio Scherer y
dirigió la revista plural, después ésta se convirtió en la revista Cambio y finalmente Octavio Paz
se introdujo en las entrañas de la empresa mediática más importante del país, desde donde
organizó eventos internacionales con la participación de pensadores de todo el mundo y
preparar con esto el ascenso final a la cima que significó el premio Nobel de literatura.
Bajo esta sombra de un purismo poético, ideológico y estético en favor de la libertad y
contra de los dogmas y las dictaduras fue adquiriendo forma un joven ingeniero industrial con
estudios de historia en el colegio de México, que hoy el país reconoce como Enrique Krauze.
Sin embargo, como suele suceder en todos los hombres que tienen como preceptor a
hombres que parecen dioses, Krauze no tan solo aprovechó lo positivo de Octavio Paz, si no
que aprendió a la perfección lo más controversial del poeta, autor de «Piedra del Sol»: –
Pontificar- como si fuera dueño de la verdad.
En esta tesitura es como Enrique Krauze recorrió el país alertando a los que lo querían oír
en el 2006 que Andrés Manuel López Obrador era un ser mesiánico, -entendido esto en la
forma más grotesca- como un mesías que viene al mundo a cumplir con una función superior
tal y como en su momento lo realizaron simbolismos de las religiones.
Enemigo acérrimo de la personalidad de López Obrador por su carisma popular y
democrático trato de denostarlo en las dos candidaturas donde el tabasqueño no resultó ser
electo presidente de la república. Ahora en esta última en donde AMLO triunfo de manera
arrolladora logrando obtener treinta millones de votos a favor de su candidatura, Krauze y su
equipo de intelectuales y artistas que tienen como trinchera la revista Vuelta han guardado un
silencio respetable ante la presidencia democrática y justiciera que ejerce Andrés Manuel López
Obrador desde Palacio Nacional. Lo cual demuestra que Enrique Krauze y su equipo de
intelectuales no tienen un pelo de tontos y saben que confrontar al presidente de la república
es como una intentona de repetir la escena bíblica de un David imberbe contra el Goliat que
representa la presidencia López Obradorista.
Antes de Krauze los sectores conservadores utilizaban a pensadores identificados con el
estado actual de cosas, a intelectuales que hacían una apología desmedida de la libre empresa
y que exigían que en el país funcionara una nueva cultura laboral que podría yo explicar
brevemente con este ejemplo: Ellos opinan que el vaso se debe primero de llenar, para que lo
beban y después lo que se derrame será lo que pepenen los sectores laborales.
Para convencer utilizaban como modelo de desarrollo «Los Tigres Asiáticos» ubicados en la
cuenca del pacífico, después el mercado común europeo, pero sin establecer -las diferencias,
las profundas diferencias- que tiene el concepto del libre mercado de la marca neoliberal que
instrumentó el banco mundial. Ahora hablan de Chile, de China, la India y de todo aquello que
tenga crecimiento económico que no podemos obtener en México. Pasando por alto
naturalmente a la argentina de los Kirchners que logró crecer antes del «Crac» del 2008 un
nueve por ciento y declaró moratoria a la deuda que tiene con el fondo monetario internacional.
Es respetable entonces que Enrique Krauze realice el trabajo de golpeteo como hace años
lo hacía Luis Pazos, quien era capaz de incinerarse por la libre empresa y la desaparición del
estado; pero resulta que lo primero que hizo cuando ganó Vicente Fox fue pedir la dirección del
banco de obras y servicios y auto prestarse cantidades millonarias que fundamentalmente lo
expulsaron de esta banca estatal.
En Krauze está la mancha de su comprometida relación con Salinas, quién le dio la tarea
de imprimir todos los libros de texto en aquella época que fueron rechazados por el ejército, los
maestros y la sociedad, porque la historia se había escrito de acuerdo con la manera glamorosa
y soberbia como Enrique Krauze ve nuestro pasado.
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