Por: Carlos Puig
El próximo lunes se cumple la friolera de 90 años de fundación del Partido Nacional Revolucionario que se convirtió en PRI, cuyas fragmentaciones derivaron, entre otros, primero en el PRD y después de otro rompimiento, en Morena.
Es la formación política mexicana posrevolucionaria por excelencia.
Sería yo muy tonto si insinuara que el mal momento que vive el PRI fuera un anuncio de su próxima muerte. De esas predicciones está llena la historia de los periódicos hace 30 años.
Lo que hoy tengo son muchas dudas. Algunas que tienen los mismos priistas y que discuten en privado en este momento tan complicado.
Tal vez la primera es ¿qué hacer con Enrique Peña Nieto?
La elección del año pasado puede ser leída —eso diría Andrés Manuel López Obrador— como un rechazo a las décadas de neoliberalismo, pero la verdad es que la elección de 2012, cuando según esa teoría ya llevaba el país varios años en esas, le dio al PRI un triunfo contundente, el más amplio desde que los votos se cuentan, con buena distribución geográfica y acompañado antes y después de varios gobernadores. Y llegó con un equipo que claramente representaba eso que el nuevo gobierno llama neoliberalismo.
Después de la derrota, ¿cómo lidia con ese pasado? ¿Puede construir futuro sin explicárselo y explicarlo a sus electores y a los que quiere conquistar?
¿Puede un personaje de ese mismo pasado reciente ser quien diseñe el futuro de la organización? ¿Basta con explicaciones como «la verdad, yo nunca fui tan cercano” frente al electorado?
Evidentemente tampoco pueden rescatar su más vieja historia, esa de la que se ha apropiado el gobierno.
El PAN, más allá de sus guerras intestinas y sus más recientes fracturas, puede rescatar un ideario diferente al del actual gobierno. Vaya usted a saber si lo harán, pero ahí lo tienen guardado.
¿Cuál sería el ideario del PRI del futuro y en qué se diferencia tanto del pasado reciente como el del viejo priismo reciclado y reacomodado al siglo XXI de Morena?
¿Y con qué personajes?
En fin, dudas para un cumpleaños.
Fuente: Milenio
