MADURO NO ES CHAVEZ
LETRA PÚBLICA
RODOLFO SALAZAR GONZALEZ
La primera vez que me llamó la atención la personalidad de Hugo Chávez, que embona muy bien en la tésis de los politólogos que siguen las enseñanzas del Doctor en Ciencias Políticas, que enseña en Berkeley, Kenneth Jowit, experto en la ex Unión Soviética, y que sostiene que algunos dirigentes latinoamericanos digamos Fidel Castro, El Che, el mismo presidente John F. Kennedy, su liderazgo era ejercido por lo que en ciencia política se conoce como «liderazgo carismático». Así mismo este Ruso que vive en los Estados Unidos pronostica que la sucesión de líderes carismáticos son siempre traumáticas y ponen en riesgo la reforma del periódo anterior, aunque no son los únicos desde mi punto de vista.
Fue en la sucesión del año 2002; cuando la oposición civil criolla que hay en su contra lograron convencer a los mandos medios del ejército; de pronto el presidente Chávez reelecto y ratificado por la población venezolana, fue objeto de una fallída, asonada golpista cívico militar, fue prisionero por 2 días en la isla de la Orchila. Chávez fue repuesto en sus funciones gracias a la acción de fracciones del ejército nacional y a sus partidiarios. En áquel entonces recuerdo que Hugo había seleccionado a un destacado empresario como vicepresidente a quien obligaron tomar el cargo en su ausencia.
Ese día la televisión americana estuvo prácticamente centrada en éste tema y exhibía al comandante Chávez en la mazmorra en que se encontraba, siempre se mantuvo de pie, nunca se sentó ni durmió, seguramente porque tenía la plena convicción de que si perdía el conocimiento sería sacrificado o envenenado. Durante dos días (comentó Hugo Chávez aquí en México), no probó absolutamente una gota de agua ni de alimentos. Lo que me impresionó de éste militar mulato notablemente versado en lecturas propias en la formación de un escritor o un intelectual y no en un militar que por naturaleza están cuadrados y no hay forma de que entiendan las sutilezas de un poema con la prosa filosófica de Borges y mucho menos el teatro de Brecht, fue que durante los dos días observé el rostro del general Chávez y jamás percibí un gesto de miedo, temor o desesperanza. Siempre estuvo al pie de la cureña, esperando que los militares leales de alto grado tomaran conciencia del deshonor en el que el ejército de Venezuela estaba cayendo con ésta conducta golpista financiada por sus enemigos.
A propósito de Brecht, existe un momento en una de sus obras de teatro que realizó sobre la vida de Galileo en la que explora la relación entre las jerarquías, la ciencia, la política, y la verdad, el indicitor se niega a ver a través del telescopio por que la iglesia ha decretado que lo que Galileo afirma estar ahí no puede ser cierto. Ese fenómeno, el de querer ver solo lo que uno quiere o esperar ver, es ubicuo en la discusión actual sobre la situación económica del mundo. Y citó a Brecht con amplitud, porque durante su amplio discurso que Chávez pronunció desde el balcón del palacio, hizo gala de sus conocimientos de literatura selecta, repitió de memoria una de las expresiones más sentidas de Jorge Luis Borges, que concretamente tiene como contenido central el hecho real: de que la patria no es ninguna persona, ni ningún momento que dure ésa persona en el poder, la patria -escribió Borges- somos todos, y el tiempo de la patria es absoluto e inacabable y perenne. Sentí ternura por Hugo Chávez cuando después citó a Brecht, un autor de obras de teatro, selecto, para espíritus superiores, y nada me asombró de éste dominio que tiene sobre la literatura y el teatro europeo, en sus biografías, lo proyectan como un soldado que en lugar de jugar a la pelota o gastar municiones practicando el tiro se le veía leyendo en su cuarto durante días y noches completas. Pienso en los dolores de cabeza aquí en México que les ha dado a nuestros políticos ignorantes el inmenso Jorge Luis Borges, autor de el mejor de los cuentos que yo haya leído «Ficciones».
En México hay sectores que lo veían como el propio diablo. Recuerdo que cuando estuvo en nuestro país fue a ver a la virgen de Guadalupe, bebió tequila en Garibaldi y cantó con mariachís el Rey. Después se presentó en la universidad de Guadalajara ante un grupo de estudiantes heterogéneo a quién logró silenciar con un discurso que improvisó formidablemente, citando de memoria fragmentos del pensamiento de Cristo, Juan Pablo II, Malraux, Octavio Paz, Walt Whitman y Pablo González Casanova.
El admirable escritor Uruguayo Eduardo Galeano lo llamo un «Demonio». Leamos lo que escribió este inmenso escritor latinoamericano: «Hugo Chávez es un demonio. ¿Por qué? Porque alfabetizó a 2 millones de venezolanos que no sabían leer ni escribir, aunque vivían en un país que tiene la riqueza natural más importante del mundo, que es el petróleo. Yo viví en ese país algunos años y conocí muy bien lo que era. La llaman la «Venezuela Saudita» por el petróleo. Tenían 2 millones de niños que no podían ir a las escuelas porque no tenían documentos. Ahí llegó un gobierno, ese gobierno diabólico, demoníaco, que hace cosas elementales, como decir «Los niños deben ser aceptados en las escuelas con o sin documentos». Y ahí se cayó el mundo: eso es una prueba de que Chávez es un malvado malvadísimo. Ya que tiene esa riqueza, y gracias a que por la guerra de Iraq el petróleo se cotiza muy alto, él quiere aprovechar eso con fines solidarios. Quiere ayudar a los países suramericanos, principalmente Cuba. Cuba manda médicos, él paga con petróleo. Pero esos médicos también fueron fuente de escándalos. Están diciendo que los médicos venezolanos estaban furiosos por la presencia de esos intrusos trabajando en esos barrios pobres. En la época en que yo vivía allá como corresponsal de Prensa Latina, nunca vi un médico. Ahora si hay médicos. La presencia de los médicos cubanos es otra evidencia de que Chávez está en la Tierra de visita, porque pertenece al infierno. Entonces, cuando se lee las noticias, se debe traducir todo. El demonismo tiene ese origen, para justificar la máquina diabólica de la muerte.»
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