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México y Venezuela, patitos feos

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ESCENARIO POLÍTICO

Por: Marco Antonio Torres De León

Culpar a una autoridad por un infortunado accidente que tiñó de luto tres hogares el fin de semana en El Mante, es un verdadero despropósito, mayormente en tiempos tan crueles, donde la vida no vale nada.

Los padres de cada jovencito son quienes en primera y última instancia, tienen obligación de contener las decisiones de sus hijos, tanto de salir en altas horas de la madrugada como de viajar en auto a altas velocidades.

Es natural que un accidente no avise. La muerte tampoco es tan cortés que digamos, ni se anda con rodeos. Llega sin avisar aunque no esté invitada.

Pero es necesario separar una cosa de la otra.

La primera autoridad tiene deberes y obligaciones, que tienen qué ver con el progreso, desarrollo de una ciudad y su población en conjunto, visto así, de manera masiva; pero no está obligado a meterse entre los intestinos de círculos familiares.

En lo familiar, solo cada padre de familia dicta la plana. Este redactor lamenta el infortunado y trágico suceso, con todo respeto a los deudos.

En otro tema, Venezuela es un caos, aunque no más que México, a quien las ONG internacionales lo ubican como un país igual o más peligroso en asunto de muertes, que Afganistán, Egipto, Sudán y Siria.

Amén de esto, México ocupa una fea posición, es el único país en las Américas que se encuentra literalmente viviendo estados de guerra, por la violencia casera que sufre.

En este sentido ambos países son el patito feo de las Américas.

Lejos han quedado las guerras intestinas de Nicaragua y El Salvador, mismas que en los años ochenta llenaban planas periodísticas por aquéllos afamados movimientos de rebelión promovidos por Augusto César Sandino, quien obligado por las circunstancias –y forzado por los Estados Unidos- dejó en el poder a Anastasio Somoza, mismo que lo mandó matar en abierta traición.

No en balde Augusto César Sandino es héroe nacional de Nicaragua, junto con el poeta Rubén Darío.

En cuanto a México, el asunto de Michoacán es en realidad la punta del Iceberg pues en muchos puntos del país la muerte ronda peligrosamente, atacando sobre todo a los civiles o ciudadanos inocentes.

Vamos, visto desde ese sentido, lo que ocurre en Venezuela en resultados estadísticos o numéricos no tiene punto de comparación.

México sufre más el flagelo de la guerra que la propia Venezuela.

Aunque propiamente u oficialmente en México no exista guerra, en realidad si la hay.

Las cifras dan cuenta exacta de ello. No mienten.

Con Felipe Calderón el registro de muertes fue en riguroso sentido, elevadísimo, con más de 110 mil muertes violentas en todo el sexenio.

Calderón Hinojosa salió prácticamente por piernas bajo francas amenazas de muerte, aunque cínicamente retorna –seis meses después- al país con gran desfachatez y se dedica a dictar conferencias y a sostener reuniones privadas con el Jet Set de la política del PRI y del PAN. Calderón actúa fiel al estilo de los ex presidentes de México emergidos del PAN (él y Vicente Fox) quienes se rehúsan abiertamente a retirarse de las actividades públicas.

Sin embargo, el gobierno de Enrique Peña Nieto tampoco se queda atrás, en cuanto a cifra de muertos.

De hecho la estadística marca resultados desfavorables para Peña Nieto en los primeros 11 meses de su sexenio.

Según cifras oficiales, con Peña Nieto se registraron 19, 016 ejecuciones en los últimos 11 meses en tanto que con Felipe Calderón fueron 18, 161 asesinatos.

Recalcamos, el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012) dejó más muertos que la guerra de Los Balcanes, también llamada la guerra de Bosnia-Herzegovina, que oficialmente dejó 100 mil muertos entre civiles y militares, así como 1. 8 millones de desplazados.

Quien presenció la película ‘Babel’ del mexicano Alejandro González Iñárritu podrá darse cuenta o sacar moraleja de lo que ocurre en México.

El abierto y libre contrabando de armas en el mundo da como resultado tantos muertos en capilla.

Así pues en Venezuela, país trastocado por tres frentes de guerra letales como son el chavismo, la guerrilla colombiana y la intromisión de Cuba y sus prácticas ideológicas socialistas, mismas que luchan contra los poderosos intereses intervencionistas de los Estados Unidos, dan como resultado que Venezuela se esté convirtiendo –poco a poco- en el segundo país más peligroso de América, después de México.

Pero mejor dejemos ese tema en paz.

Hablamos anteayer de Colombia y sus multi facetas. Del duro paso que tuvo que dar desde que vivía Pablo Escobar Gaviria, nacido en Medellín, y la onerosa y sangrienta estela de muertes que dejó en su vida.

Escobar Gaviria marcó un mito en la historia pre moderna de Colombia, cuando se metió al oscuro mundo del narcotráfico y acabó siendo asesinado (tras ser buscado y perseguido por el entonces presidente César Gaviria) por agentes del gobierno estadounidense y colombiano, el 12 de agosto de 1990.

Y hablábamos también de un pueblo (hoy desaparecido) llamado Armero, situado en el central departamento de Tolima, cuya capital es Ibagué.

Cerca de lo que fue Armero, está situado el volcán Nevado del Ruiz, portento de conífera apostada firmemente sobre la montañas y cordillera de los andes colombianos, siempre circundada por nieve en su parte más alta.

Pude presenciar al viajar a Manizales, Caldas, Colombia, la belleza admirable de este león dormido, como metafórica o románticamente lo llaman los caldenses.

Aunque cada día los caldenses ven con respeto e inusual temor al volcán, sabiendo de lo que es capaz.

No es para menos. El volcán Nevado del Ruíz mató a 20 mil habitantes de la desaparecida ciudad de Armero, Tolima, cuando el total de sus habitantes era de 29 mil pobladores.

Solo 9 mil quedaron con vida.

El trágico suceso ocurrió en el año 1985.

Cruel evento de la naturaleza que hizo desaparecer a un pueblo en cuestión de horas.

La formación de lahares (un lahar es un flujo de sedimento y agua que se moviliza desde las laderas de los volcanes) fue la causa directa de tantas muertes.

Siendo el Nevado del Ruíz un volcán con nieve a su alrededor, al recibir calor infernal producto de la erupción, hizo que se sobrecalentara la tierra alrededor del monstruo; y a partir de esto, se derivó una gran avalancha de lodo, agua y sedimento negruzco de lava, misma que fue a dar al pueblo de Armero.

Bien, por ahora es todo.

Aunque no nos iremos sin antes decir que Rigoberto Rodríguez Rangel, presidente del PRI municipal tiene un reto por encarar nada fácil, si desea llegar fuerte o poderoso al año 2016.

Y este reto es crear puntos de convergencia (no de divergencia) entre las distintas corrientes políticas que asolan al PRI del Mante, incluida la que abandera por supuesto el primer priista del Mante, Pablo González León.

Descubrir el mapa de riesgos, es labor prioritaria de Rigoberto.

Y es que a Rigoberto Rodríguez le llueven acusaciones o señalamientos, que si bien no salen del ámbito de lo abstracto o de lo ambiguo, no dejan de tener su acento de veracidad.

Una de ellas, ¿Cómo hará para convencer a aquéllos aspirantes a la alcaldía de aquí a tres años, que él mismo no está jugando el papel de juez y parte, desde la presidencia del PRI?

Ciertamente falta muchísimo tiempo para que se celebren las elecciones municipales.

Pues por fortuna, Rigoberto Rodríguez tendrá oportunidad de probarse como operador político el próximo año 2014, cuando sean celebradas las elecciones federales, donde a él mismo lo ubican como aspirante nato.

Salvo una mejor opinión.

Ya hemos dicho que Rigoberto tiene enemigos declarados, que nunca apostaron a su favor en la elección del 2013, y que fueron voces que acabaron derrumbándolo.

Dos o tres personajes, solo por citar algunos, son José Luis Castellanos González, Reyes Guevara Servín y el propio Homero Reséndiz Ramos, quien le asestó el espadazo final a su aspiración.

Así pues, en lugar de actitud triunfalista, Rigoberto Rodríguez debe avocarse con seriedad a tender puentes y a buscar convencer a los irredentos.

Ciertamente está haciéndolo. Pues es poseedor de un gran olfato político y gracias a su don de gente o simpatía, atrae gente nueva; pues existen quienes pertenecieron a su cuadra, que ya se le fueron.

Ese es el reto a vencer de Rigoberto Rodríguez.

Mientras tanto, dos figuras crecen y crecen en política sin freno ni embocadura, Carlos Sánchez Vega y José Reyes Guevara Servín.

La virtud de ambos es acordarse de la cuna de donde mamaron conocimiento.

Carlos Sánchez Vega, actual gerente de Comapa, adquirió vital conocimiento cuando estuvo bajo la escuela de Humberto Flores Dewey, ex alcalde de honrosa memoria fallecido a fines del 2013, y cuya enseñanza sobre política se la heredó a su ahijado.

Y José Reyes Guevara ha adquirido notable madurez al paso de los años.

Hoy como titular de Sedesol ha prometido una limpia y aplicar los programas correctamente, dejando vicios de origen atrás y centrándose en dar a quien más pobre es.

Bien, ahora sí es todo, nos leeremos en breve.

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