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«No hay otra mejor opciòn para Mèxico que AMLO; no lo decimos nosotros, lo dicen las estadìsticas» NYT

En el artículo del diario estadunidense, The New York Times, titulado “AMLO, cerca de Lula y lejos de Chávez”, se reconoció que el político tabasqueño, “como ningún otro, ha logrado encauzar el entusiasmo de los electores que tienen la esperanza de que algo pueda cambiar”.

“López Obrador fue caricaturizado como el gemelo de Hugo Chávez, hoy es difícil sostener esos argumentos presentes en sectores acomodados en México. AMLO no tiene un programa de nacionalizaciones ni expropiaciones, tampoco un discurso antiimperialista o anticapitalista” – agregan en el texto.

“No hay otra mejor opción en México que AMLO. Los demás partidos han demostrado que trabajan para su bolsillo y no para el pueblo. No lo decimos nosotros, lo dicen las estadísticas.”.

NYT recuerda que, cuando AMLO gobernó Ciudad de México de 2000 a 2005, este se portó como un jefe de gobierno moderno y liberal en lo económico: fomentó el capital privado a través de ambiciosos proyectos de inversión pública y privada, tanto nacional como extranjera; promovió desarrollos inmobiliarios, industrias y centros comerciales. Indicó que algunos de los empresarios que trataron con lo recuerdan como un político “honesto” y un administrador “eficiente”.

“Más allá de apelar al pueblo en sus discursos, desconfiar de las instituciones existentes y declararse enemigo del sistema político vigente, como Chávez, AMLO nunca ha promovido una agenda que el sector financiero nacional e internacional pueda tildar de irresponsable” – asegura.

De igual manera, menciona que López Obrador jamás elevó el gasto público sin control para ganarse el favor popular. Al contrario, de acuerdo con la Secretaría de Finanzas de la capital, bajó el monto de la deuda en términos reales; incrementó la recaudación con medidas de combate a la corrupción y promovió una política de austeridad en el gasto del gobierno que permitió grandes ahorros.

En su artículo, The New York Times destaca la gestión de AMLO en Ciudad de México, pues fue bien recibida por el sector financiero internacional. Menciona que calificadoras de riesgo como Moody’s y Standard and Poor’s le otorgaron a la deuda de la ciudad la nota más alta. En 2005, Standard and Poor’s consideró que si López Obrador triunfara en la elección presidencial del 2006 no incidiría en la calificación crediticia de México y desestimaba que tuviera un parecido con Chávez.

Recuerda que desde la primera vez que se postuló como candidato presidencial, AMLO se comprometió con un equilibrio fiscal basado en una estricta disciplina financiera. En este contexto, Mario Delgado, un economista cercano al político, opinó que la agenda en política económica de López Obrador “es muy ortodoxa”, pues lo que propone es una reforma del gasto público y un combate decidido contra la corrupción. A AMLO “no le gusta endeudarse” – dice Delgado.

“Ni en la campaña presidencial de 2006 ni en la de 2012, su propuesta económica fue la de un izquierdista radical. La actual tampoco lo es, como quedó claro al presentar su Proyecto Alternativo de Nación 2018-2024. Más que por su izquierdismo, algunos podrían criticar a López Obrador por suavizar cada vez más sus posturas o por aliarse a sus antiguos adversarios.”

“Pese a su enérgica crítica a la corrupción de los políticos, el dispendio y los privilegios de los altos funcionarios (que en México perciben uno de los salarios más altos del mundo), sus planteamientos de política económica son cada vez más moderados. Incluso un grupo de empresarios cercanos a AMLO han jugado un papel importante en la redacción de su proyecto de nación” – detalla el artículo.

Se indica también que cuando compitió con Enrique Peña Nieto, el programa del proyecto político de Obrador planteaba “cambiar el modelo económico que produce pocos ricos muy ricos y muchos cada vez más pobres”. Criticaba de forma categórica al neoliberalismo y al Consenso de Washington; condenaba la subordinación a las políticas del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional; reprochaba el desmantelamiento del Estado y la política social, la liberalización comercial, la desregulación, las privatizaciones y las políticas monetarias restrictivas.

El que estas declaraciones no se muestren actualmente, refleja que López Obrador no quiere enajenar el apoyo de las élites empresariales y financieras.

“Lejos de parecerse a Hugo Chávez, o a Nicolás Maduro, algunos equiparan a AMLO al expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, como lo señalaba en marzo de este año un reporte de Scotiabank (que también veía un parecido con el uruguayo José Mújica). Se observa la forma en la que el discurso de Lula evolucionó en sus cuatro intentos por llegar a la presidencia, las similitudes con AMLO son insoslayables, incluido el conocido “Lulita paz y amor” de 2001, que recuerda a la proclamación de la “República amorosa” de López Obrador.”

NYT menciona que para AMLO y Morena la raíz de todos los males está en la corrupción política y el derroche gubernamental, por lo que en su agenda macroeconómica se plantea reducir el gasto corriente a través de veinte medidas de ahorro y el compromiso de no aumentar ni crear nuevos impuestos.

“Como el expresidente brasileño, AMLO se ha acercado crecientemente al sector empresarial a través de una red cada vez más amplia de alianzas. Entre sus apoyos más cercanos está Alfonso Romo, del Grupo Monterrey, uno de los más importantes del país, a quien López Obrador encomendó coordinar el Proyecto Alternativo de Nación” – dice el diario estadounidense.

Por último, reconoce que AMLO ha logrado entender el hartazgo de los mexicanos frente a la corrupción, por lo que lo convirtió en su gran bandera política.

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