VIDA DIARIA
Rosa Elena Gonzalez
Nadie sabe lo que tiene hasta que no lo ve o lo ve perdido, y hoy yo me doy cuenta de ello, hoy extrañe no verte, en la lejanía del horizonte te busque y no te encontré.
Hoy todo esta nublado y gris, tu no estas, por momentos llego a imaginar que te veo llegar, que tu abrazo cálido me da bienestar, pero no, nada es verdad.
Cuantas veces te maldije, cuantas veces quise esconderme de ti, cuantas veces hui para no sentir tu calor sobre mí.
Cierto es que muchas veces preferí no salir a tu encuentro, aunque te necesitaba de ti me ocultaba, pero hoy que no te siento, te extraño, te quiero aquí.
Ayer apenas te vi de pasadita, como que querías quedarte y no te animaste, miraste tenuemente y te alejaste, yo deseaba te quedaras pero nuevamente tú me abandonaste.
Llegó la noche sin sentir tu presencia, tu calor me faltaba, nada me calentaba, solo la esperanza de tu regreso me reconfortaba.
Como diría aquella vieja canción del BUKY, hoy te extraño más que nunca y no se que hacer, el frio de mi cuerpo preguntan por ti, y no sé dónde estás, pero tengo la esperanza de que en dos o tres días te vea de nuevo llegar, por mi ventana sigiloso entrar y hasta mi cama llegar.
Sin tu calor nada es igual, sin tu abrazo candente la vida no sigue normal, mis amigas me dicen que no eres solo mío, y lo sé, como también sé que tu cercanía no puede ser eterna, que dañas, que matas, que quemas, maltratas y desesperas, pero aun así te extraño, me haces falta.
Bueno, como estoy segura que no solo soy yo la que desde el miércoles extraña los rayos del sol, que siente necesita su calor, les dedico estas líneas sentada frente al calentador.
Y es que si hay sol no queremos verlo ni sentirlo pero cuando se ausenta por dos o tres días sentimos que lo amamos más que a nada, extrañamos su candente abrazo, deseamos estar en su regazo.
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